Marie-Claire King sonríe agradecida tras el gran aplauso recibido por el publico que llenó el Centro Cultural Antiguo Instituto de Gijón. J. C. ROMÁN
Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica

Mary-Claire King: «Donaré mi premio a un proyecto de Palestina. Es de justicia social»

La genetista recibió una inmensa ovación por su compromiso con las Abuelas de Plaza de Mayo y por lograr reunificar a más de 140 familias

Jana Suárez

Gijón

Jueves, 23 de octubre 2025, 09:57

Mary-Claire King no para de agradecer a Asturias todo el cariño que recibe. «Sinceramente, nunca pensé que una región tan pequeña tuviera un corazón tan grande. No me quiero ir de aquí», afirmó ayer al entrar en un abarrotado salón del Centro Cultural Antiguo Instituto Jovellanos de Gijón para impartir una charla sobre su labor pionera en genética forense y su trabajo con las Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina mediante la creación del ‘Índice de abuelidad’: un método pionero que utilizó el ADN mitocondrial para identificar a niños secuestrados y apropiados durante la dictadura del país sudamericano. La recibió la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, quien se fundió en un gran abrazo con la genetista y le expresó «la enorme admiración que tengo por usted y por descubrir el gen responsable de tumores hereditarios de mama y ovarios. Es un honor tenerla en Gijón», dijo Moriyón. Otro confeso admirador de las investigaciones de King fue el moderador del acto, paleoantropólogo y jurado de los Premios Princesa, Juan Luis Arsuaga. «No he dejado de leerte desde que publicaste tu tesis doctoral y el estudio con Wilson sobre biología evolutiva en el que demostraste que los seres humanos y los chimpancés son genéticamente idénticos en un 99%», declaró.

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King comenzó su relato remontándose a 1976 y explicando cómo entre los desaparecidos del régimen argentino había madres y padres de bebés pero, sin embargo, casi no se encontraron cuerpos de estos niños; simplemente fueron desaparecidos. «En 1977, las abuelas de esos bebés formaron ‘Abuelas de Plaza de Mayo’ para reclamar información sobre sus hijos y nietos secuestrados. Ellas copiaron cientos de carpetas negras con información. Buscaron testigos, organizaron información, siguieron a sospechosos, desarrollaron hipótesis y se movilizaron. Y también pidieron ayuda a los genetistas», subrayó King.

La pregunta que le lanzaron las abuelas era la siguiente: «Si localizamos a un niño cuya identidad es desconocida, pero creemos que es hijo de padres desaparecidos y nieto de abuelos vivos, ¿podemos determinar si el niño está de hecho relacionado con esos abuelos?». Obtuvo respuesta esta reclamación y se produjo el primer reencuentro, «el de una niña llamada Paula en 1983. Jamás olvidaré ese día. La ciencia tiene que estar al servicio del pueblo». La investigadora volvió a Berkeley y apostó por utilizar el ADN mitocondrial. Gracias a él, desarrolló el ‘Índice de abuelidad’ y en 1987 se creó un Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) confiable, el primero en el mundo, y se identificaron cientos de muertos en las fosas comunes de Argentina. «A esto le siguieron más identificaciones, como la de un periodista de la NBC asesinado en Camboya, y trabajamos al servicio del Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra para investigar los crímenes en Srebrenica, Bosnia. Realizamos identificaciones en Ruanda, Guatemala o Chile».

Universidad de Belén

Cuando recibió la noticia de que iba a ser galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, King lo tuvo muy claro. «Todo el dinero será entregado íntegramente a un proyecto de la Universidad de Belén que estudiará la secuenciación genética entre padres y niños. Es de justicia social», culminó.

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