Premio Princesa de Asturias de Investigación 2019 | «La naturaleza es nuestro derecho»
Sandra Myrna Díaz: «Si Asturias no ha perdido su modelo de agricultura y ganadería humano y sostenible, es más fácil para ustedes que para quien nunca lo tuvo»
EUGENIA GARCÍA
Miércoles, 16 de octubre 2019, 09:21
La bióloga argentina Sandra Myrna Díaz (Bell Ville, 1961) defiende que el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y lograr un bienestar justo para el planeta no son tres desafíos distintos, sino síntomas de un mismo problema que hay que atacar simultáneamente. ¿Cómo? «Necesitamos reconectar con el mundo natural, salvar esa trama que nos contiene», sostiene la científica, referente en ecología y especializada en botánica.
-Enhorabuena. ¿Cómo se siente?
-Me siento todavía muy orgullosa y aún no termino de caber en mi sorpresa. Y la verdad es que el recibimiento ha sido espectacular, tanto por parte de la Fundación como por la gente. Realmente me ha dejado muy conmovida.
-En Asturias tenemos lo contrario a los grandes cultivos industriales contra los que usted se ha pronunciado. ¿Cómo cree que se puede fomentar el mundo rural para aprovechar ese potencial en un momento en que todo tiende a la concentración de la población en las ciudades?
-No me atrevería a recomendar qué hacer a los asturianos, una tierra que me parece maravillosa pero que conozco desde hace menos de 24 horas. Sí puedo decir, de forma general, que está empezando a haber un mínimo de conciencia sobre la importancia de un modelo de agricultura y ganadería más humano y sostenible, que sea más cuidadoso, respetuoso y hasta amoroso con la diversidad, la salud humana y socialmente más justo. Y si ustedes no han perdido ese modelo, si aunque a lo mejor esté disminuido nunca dejó de existir, es mucho más fácil para ustedes que para alguien que nunca lo tuvo.
-Usted proclama que no hay futuro sin naturaleza. ¿Por qué nos cuesta tanto comprender algo en apariencia tan sencillo?
-Todo el modelo de desarrollo, producción, consumo y comercio internacional global se basa en consumir y acumular cada vez más. Es como si lo mejor fuera el crecimiento y lo pudiéramos mantener, como si eso fuera lo importante sin importar su coste ni cuánta naturaleza y seres humanos dejamos en el camino. Es lo que llaman las externalidades. Esos modelos son sostenidos históricamente por narrativas que nos dicen a todos, y también nos decimos unos a otros qué es lo que hay que hacer. Esa es la única explicación por la cual no estamos viendo lo que nos pasa a pesar de que es algo obvio; la gente, la ciencia, lo vemos todos los días.
-¿Esto nos ha cegado a la realidad de que no hay por qué elegir entre desarrollo o naturaleza?
-Sí. Claramente. Creo que tenemos que recuperar esta idea de que es nuestro derecho, que tenemos que cambiar las cosas y que a la gran mayoría de la gente no nos hace bien la situación tal y como está.
-¿Hasta qué punto está ese cambio en manos del ciudadano corriente?
-El cambio tiene que venir de abajo para arriba y de arriba para abajo. Obviamente, quien más poder tiene tiene más capacidad de cambiar las cosas. Es mucho más eficiente si los gobiernos, si las grandes corporaciones, cambian las cosas. Pero, ¿por qué van a cambiar si se benefician con las cosas tal como están? Si uno analiza la historia, empiezan a hacerlo cuando la presión es lo suficientemente grande. Yo creo que es muy importante generar esa presión y de alguna manera encontramos atisbos ahora, movimientos de base que empiezan a decir «así no, este no es el futuro ni el presente que queremos». Y generan presión. Sería ingenuo pensar que hay que esperar mágicamente en casa una solución del gobierno mientras reciclas bolsitas de nylon.
-Es decir: debemos protestar.
-Sí. Hace falta involucrarse en todas las instancias de participación que tenemos, debemos reclamar la naturaleza como reclamamos cualquier derecho. En cuanto avasallan otros de nuestros derechos, como la libertad, la salud o el trabajo, la gente se levanta. Es lo mismo con nuestra relación con el sistema de la naturaleza que nos sustenta.
-¿Sirve de algo buscar culpables?
-Los humanos somos responsables, pero no todos igualmente. Esto es importante: quienes son fundamentalmente víctimas y tienen un poder infinitésimo no tienen la misma responsabilidad que aquellos con más poder. Pero no no podemos dormir en esa excusa, porque esto es muy urgente. Nos concierne a todos y lo debemos defender. Los principales responsables serán los últimos en verse perjudicados.
- Asegura que «idealista como suena, el nuestro -la lucha contra el cambio climático- es el plan más realista». ¿Por qué?
-Es la única manera de seguir teniendo nuestra vida sobre la Tierra tal y como la conocemos. Al menos, lo que nosotros sostenemos se basa en la mejor ciencia que hay hasta ahora. Al menos no contradice las leyes de la biología y la química mientras que los otros modelos sí.