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Siri Hustvedt se cubre ayer el rostro para mirar cara a cara a cada uno de los lectores que abarrotaron el Teatro Jovellanos. FOTOS: DAMIÁN ARIENZA

Premios Princesa | «El feminismo necesita entender la masculinidad para avanzar»

En un Teatro Jovellanos abarrotado para la ocasión, la autora americana encandiló con su capacidad para sintetizar lo complejo | Siri Hustvedt repasó junto a sus lectores algunos de los principales rasgos de su obra, inabarcable y sincera

PABLO SUÁREZ

GIJÓN.

Jueves, 17 de octubre 2019, 04:33

Siri Hustvedt se enfundó ayer en un traje de sinceridad para afrontar ese ejercicio, a veces tan complejo para quien lo realiza y siempre tan interesante para quien lo presencia, que supone sumergirse de lleno en la obra propia. Lo hizo en el Teatro Jovellanos, ante un patio de butacas abarrotado por, en su amplia mayoría, mujeres lectoras para las que la americana ha actuado, a través de sus libros e ideas, como faro intelectual y liberador. Entre todo ese ideario destaca, sobremanera, una defensa del feminismo desde una perspectiva solo al alcance de las grandes mentes, a caballo entre la crítica más constructiva y la defensa más salvaje.

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Ayer, preguntada por una de las asistentes, Hustvedt, Premio Princesa de Asturias de las Letras, resumió con una sencillez irresistible el pasado, presente y futuro de esta causa. «No se trata de que no exista diferencia entre hombres y mujeres, sino de cuánto marca esa diferencia. Creo que el feminismo de la igualdad tiene miedo de las diferencias biológicas evidentes. Necesitamos una manera de entender que la masculinidad y la feminidad forman parte de todos los seres humanos. Si no, es algo que puede limitarnos, y el feminismo trata de la libertad de los seres humanos, no de limitar a las personas con pensamientos anticuados. El feminismo de la diferencia es la manera de avanzar hacia el futuro, aunque sé que esto puede sonar un poco utópico», afirmó. La cara de la catedrática de Filología Inglesa de la Universidad de Oviedo, Isabel Carrera, encargada ayer de conducir el acto, evidenció el pensamiento de todos los presentes. Pocas formas más brillantes de resumir algo tan complejo.

Esta reflexión supuso el epílogo de un encuentro que se sirvió de las obras de Husvedt como trampolín para sacar a escena lo verdaderamente trascendental. Las emociones compartidas, muchas veces de forma inconsciente e imperceptible, por todos aquellos que leen o escriben un libro. «Creo que lo insconsciente es algo que motiva gran parte de las obras creativas. En mi caso, va mucho más allá del contenido. Mi analista me dijo una vez que debía volver atrás y releer 'El hechizo de Lily Dahn' (obra que escribió en 1996). Cuando lo hice me di cuenta de que, definitivamente, nunca sabemos lo que hacemos. Los sueños y escribir ficción tienen mucho que ver», contó la americana, quien confesó que su imaginación y estilo creativo están muy ligados al espacio. «Me interesa mucho la conexión entre los lugares y la imaginación. Cuando escribo ficción, por ejemplo, necesito ver el sitio», explicó a sus lectores.

Humanidades y ciencia

Poseedora de una obra apabullante, Husvedt reconoció a 'El Quijote' como modelo universal. «Es la novela que anticipa la historia de la novela. Todo lo que hay que hacer está ahí dentro, los trucos, los problemas filosóficos...», confesó quien se declaró adicta a los misterios. «Me fascinan. Creo que todo tiene su parte misteriosa. Me gusta mucho la idea del suspense», explicó, poniendo como ejemplo a su adorado Charles Dickens, quien, en sus últimas obras, se servía del misterio para mover la historia.

Otro de los aspectos que caracterizan la obra de la americana es esa combinación tan oportuna entre las humanidades y el pensamiento científico. «Llegó un momento en el que me di cuenta de que tenía un 'background' importante en humanidades, pero apenas sabía nada de eso que llamamos la mente. Así fue cómo empecé a estudiar neurociencia», reveló. Surgió entonces la eterna pregunta de si llegará el momento en el que los dos mundos consigan darse la mano y sellar un pacto imaginario de colaboración. «El diálogo es imprescindible. No porque sea una idea bonita, sino porque creo que humanidades y ciencias pueden ayudarse mutuamente. La ciencia puede enseñar el funcionamiento del cuerpo a alguien que esté estudiando humanidades, mientras que estas últimas pueden ofrecer un método para cuestionar las ideas de las primeras. Es algo bidireccional. Tengo esa idea utópica de que todo el mundo debería saber algo de todo», resumió. Otra frase para el recuerdo.

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El Jovellanos vió ayer sobre el escenario, atrezzado con el intimismo y la sutileza de un salón noruego, la faceta más reflexiva de Siri Hustvedt, la mujer brillante y la autora inabarcable, esa que recomendaría 'Los ojos vendados', «por su estilo lúcido y sencillo» como primer libro para alguien a quien no le gusta leer y la misma que reconoció sentirse inquietada por la poca presencia de la que goza algo tan trascendental como el nacimiento en el arte occidental. «Me fascina el hecho de que se omita algo así. El nacimiento no existe, mientras que la muerte está por todas partes. Solo Frida Kahlo lo representó dándose a luz a sí misma en su pintura», afirmó.

Quienes ayer llenaron el Jovellanos no se llevaron para casa nada que les pueda cambiar la vida. Sí recibieron, no obstante, una lección brillante sobre cómo poder verla.

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