Linares baja con su voz eterna el telón de la Fábrica
40 años de flamenco. La cantaora recibió la ovación del público tras un concierto que hace balance de su trayectoria artística
M. F. ANTUÑA
Domingo, 30 de octubre 2022, 02:10
Un minuto duraron las entradas para verla cuando una semana atrás se ponían a disposición del público. Y fueron casi tres los minutos que se ... prolongó el aplauso que los más de quinientos afortunados que tenían localidad le dedicaron en la Fábrica, donde la cantaora Carmen Linares derrochó voz, arte, energía y también emoción para despedir la Semana de los Premios Princesa. Con ella se echaba el telón y difícilmente se puede escribir mejor epílogo. Ya había cantado junto a María Pagés en el Auditorio, ya había puesto los pelos de punta al público del Teatro Campoamor de Oviedo tras recibir su galardón de las Artes, pero es que en escena estaba en su salsa, en su mundo, en el lugar en el que es más feliz y con un espectáculo ya rodado y que la está llevando a mirar atrás, a hacer balance de una trayectoria tan extensa como intensa, tan personal y única como anclada en la raíz y a la tradición más profunda de ese arte universal. Conmemora sus cuarenta años sobre los escenarios esta mujer que nunca ha sido muy ortodoxa en este universo flamenco, que siempre ha querido cantar con su propia voz en todos los sentidos, ser fiel y ser ella al tiempo, rompedora y única. Sonaron temas de su antología de cantes de mujer, del cancionero de Federico García Lorca y sus homenajes al gran Enrique Morente, de quien fue amiga personal, y Paco de Lucía, también amigo y a la que ahora está más unida que nunca al ser ambos integrantes del palmarés del Premio de las Artes.
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El concierto fue especial no solo por el espacio tan singular que es la Nave Almacén de la Fábrica, sino porque Carmen aún tenía el cuerpo de fiesta, la alegría dentro, después de unos días tan intensos en Asturias que la han llevado a reunirse con estudiantes y con el público. Linares estuvo magníficamente arropada por Salvador Gutiérrez (guitarra); Eduardo Espín Pacheco, uno de sus hijos (guitarra), Pablo Suárez (piano); Josemi Garzón (contrabajo); Karo Sampela (batería); Vanesa Aibar (baile) Ana María González y Rosario Amador (coros y palmas).
Se arrancó con unos tangos y se dirigió al público. «Qué emoción. Qué días llevo aquí en Asturias, vais a acabar conmigo. He vivido unos días maravillosos y lo de ayer [por la ceremonia] fue la culminación». Continuó con 'Andaluces de Jaén' antes de dar paso a las 'Alegrías cantiñas' y a 'Leyenda del tiempo', ella sola con el piano. Una toná a capella dio paso a una seguiriya con baile. Su voz descansó durante una pieza instrumental interpretada a guitarra, piano contrabajo y percusión que precedió a unos cantes por soleás acompañado a la guitarra solo por su hijo. Los fandangos de Moguer llegaron después y, tras ellos, unas alegrías vendimiadoras. Tras la enorme ovación, con la cantaora escuchando oles y bravos, llegaría una última pieza: las 'Bulerías de Lorca' sonaron acto seguido para deleite de un público feliz y agradecido.
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