«Este valle mejoró muchísimo»

La normalidad reapareció ayer en las parroquias de Arroes, Peón y Candanal. Después de la euforia vivida el lunes, al enterarse de que habían sido elegidos Pueblo Ejemplar de Asturias, a los vecinos les tocaba retomar la rutina y asimilar que el 21 de octubre la Familia Real va a recorrer sus caminos y a descubrir todas sus bondades. Entre esas virtudes, está la solidaridad que lleva por bandera una de sus habitantes, Beatriz Riera. Ella ayer estaba en el jardín de su casa, recordando todo lo celebrado la jornada anterior. «Fue muy emocionante ver que habíamos sido galardonados», confesaba. «Me había pasado toda la mañana entrando en la página web de EL COMERCIO para ver si lo anunciaban y, cuando de repente oí voladores, entré a comprobarlo en el periódico, y lo vi», contaba.

Esta vecina es mucho más que una simple habitante de la zona porque está muy implicada con la comunidad en la que lleva veintiún años viviendo y donde forma parte de la Asociación El Valle Solidariu, que fue una de las que apoyó la candidatura. «Nosotros recogemos útiles de aseo, comida y ropa para las personas que lo necesitan», explicaba. «Colaboramos con Cruz Roja, con la Cocina Económica y con otras instituciones», enumeraba, mientras prometía que «los vecinos del pueblo ayudan mucho».

Da gusto con esa implicación de la que hacen gala también los mayores. Como Fernando Bastián, quien lleva toda su vida en este valle y, por eso, reconocía estar «ilusionado» con el premio. «La vida aquí cambió mucho, antes todo era agricultura y ganadería y ahora casi no hay nada de eso», contaba, mientras recordaba sus años dedicado a la madera, en esa época en la que «todo se hacía a mano». Ahora, disfruta de su jubilación, aprovechando que el pueblo está «muy bien» y que la calidad de vida es «bárbara».

Eso mismo opinaba Gonzalo Costales, mientras conducía su tractor. «Arroes, Peón y Candanal son la típica aldea asturiana que vive de la agricultura y de la ganadería», explicaba, convencido de que ellos forman parte «de una zona con mucho futuro, en la que, a raíz del covid, se asentó mucha juventud», lanzaba. «El pueblo está mejorando mucho y esperemos que mejore más».

Falta hace que siga evolucionando y creando puestos de trabajo como el de Rafael Vigil, quien fabrica toneles de sidra y hórreos en su empresa de carpintería. «Yo nací aquí y vivo aquí. Un día me surgió la oportunidad de hacerme con esta nave y qué mejor que estar trabajando a la puerta de casa y no tener que desplazarme», comentaba. «Aquí estoy mucho más a gusto», proseguía, «muy orgulloso» de que los Reyes y sus hijas vayan a pasear por sus caminos. «Este pueblo está muy disperso, no tiene un núcleo, pero tendrán que subir a las zonas altas para ver el valle», proponía.

Su plan tiene buena pinta, aunque la Familia Real también tendrá que hacer parada por el CTIC Ruraltech, cuyo director general, Pablo Priesca, ayer estaba todavía asimilando las emociones. «Tenemos una gran alegría porque habían trabajado mucho en la candidatura tanto las asociaciones de vecinos como nosotros», decía. «Para la gente de las tres parroquias este es un revulsivo tremendo. Nosotros somos la tecnología, pero, detrás de la tecnología, tienen que estar las personas», proseguía. «Nosotros estamos haciendo aquí un despliegue muy relevante, haciendo del valle un laboratorio de experimentación que va más allá de estas paredes», concluía.

Y es verdad que su trabajo alcanza muchos rincones del pueblo porque, a través de la página web Andecha Cultural,mayores y pequeños de las tres parroquias han conseguido preservar su historia y guardarla para el futuro. «Con este proyecto, los jóvenes recogieron toda la información que los mayores aportamos», señalaba Victoria Costales, una vecina de Candanal de toda la vida, cuyos recuerdos ya estarán a salvo, gracias a un proyecto que ya es Pueblo Ejemplar de Asturias.

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