Emilio Cañedo, exentrenador del Real Avilés

«Este año se va a conseguir el ascenso porque el club y la ciudad lo merecen»

El Real Avilés Industrial rehace estos días el camino por el ascenso a Primera RFEF dos años después de la primera oportunidad que se esfumó en el último partido de la segunda eliminatoria. El capitán de aquel barco blanquiazul era Emilio Cañedo, ahora coordinador de las categorías inferiores del Mosconia, aunque no pierde nunca de vista la actualidad de su exequipo.

–¿Sigue al Real Avilés?

–Lo sigo cada jornada, estoy súper involucrado. Desde que pasé por ahí soy un forofo más del Avilés. Cada jornada me meto a ver la crónica nada más que juegan, las rueda de prensa del míster y actualidad del club a diario.

–¿Le recuerda esta segunda vuelta a la de hace dos años?

–Me recuerda en todo. Javi y yo cogimos el equipo prácticamente en la misma situación, relativamente crítica. Es verdad que yo con siete jornadas, pero también en 'play-out' y al año siguiente jugamos la final de la fase de ascenso. Estoy muy identificado, es como mucho paralelismo. Una primera vuelta también relativamente discreta y una segunda espectacular. Acabamos segundos, y ellos ahora terceros. El paralelismo es total.

–Y en la misma dinámica positiva.

–Sí, con la flecha para arriba. Lo bueno sería que al final no fuese tan paralelo.

–En diciembre tampoco nadie daba nada por su equipo.

–Es verdad, en diciembre estábamos un poco desahuciados de cara al 'play-off' y fue muy parecido a este año. Una segunda vuelta en una dinámica de victorias y ahí fue donde se generó un poco ese ambiente de identidad de club, que luego se trasladó a estos años.

–En esa temporada volvió la conexión total con la grada.

–Tal cual, es un poco lo que estaba diciendo el míster en estas últimas fechas. Al final, en esa segunda vuelta que encadenamos victorias la gente se sintió identificada. La afición fue el punto más importante y exigente de cara a los futbolistas para lograr el 'play-off', primero, y luego para llegar. Tuvo un papel importantísimo. Me acuerdo del partido del Valladolid que fue un punto de inflexión y hubo una comunión tremenda, con el campo lleno, y luego el 'play-off' a muerte. La afición fue clave en ese resurgir e identidad que tiene ahora y la comunión de la ciudad con el equipo.

–¿Cómo consiguió mentalizar a los jugadores de que había que centrarse en la primer eliminatoria?

–Al final, tienes que poner la vista en la primera e ir partido a partido, no pensar en la segunda, centrarse en eliminar en el primer equipo de 'play-off' sin pensar más allá porque te puedes quedar en el camino y puede ser perjudicial. Centrarnos al 100%, no reservar nada para futuras eliminatorias y poner toda la carne en el asador. De todas formas, creo que el míster, Javi, es un auténtico especialista en 'play-off'. Le conozco bien y siempre los preparó y planificó a la perfección, tanto en el Lealtad como en el Oviedo B. Ganó todos, incluso el 'play-out', que es otro 'play-off'.

–¿Tienen relación?

Coincidimos en el Oviedo, en una misma etapa, en el Oviedo B él y yo en División de honor, y después él en el primer equipo y yo el filial. La relación es muy buena, hablamos mucho del Avilés y de lo que significa el club y del potencial, de la afición, del campo, el sitio de fútbol que es, donde se vive fútbol de forma profesional y apasionada.

–¿Cómo se juega con el factor campo la ida de una eliminatoria? ¿Mejor salir a empatar?

–Pienso que siempre es mejor salir a ganar, salir a empatar es muy complicado, no sabría jugarlo. Es importante salir a ganar los dos partidos. Es verdad que en el primer partido de la primera eliminatoria tiendes a ser un poco más prudente, por conocimiento del rival, hay poco tiempo para preparar y las expectativas siempre son muy altas... Siempre eres un poco más prudente, lo que no quiere decir que vayas a empatar.

–Y luego está la suerte en los sorteos y que no te toque un Granada B con jugadores como Samu Omorodion.

–Fue una eliminatoria complicada con futbolistas que ahora tienen mucha trascendencia como Samu. Fue igualada, allí tuvimos el partido muy controlado, con muchas posibilidades, incluso de traer una victoria, y aquí se nos torció desde el principio con el penalti. Tuvimos la posibilidad de adelantarnos en dos ocasiones de Alorda e Isi Ros bastante claras, y ahí los detalles de las eliminatorias, perdonamos y ellos a la siguiente en una salida de balón que tuvimos una pérdida, cometimos un error, el penalti y se puso cuesta arriba.

–A pesar de la eliminación, con el paso del tiempo se valora más ese 'play-off' y lo que se ganó.

–Fue un año muy importante, fue el año que la ciudad de Avilés y la afición se reencontraron con el equipo. Era un gustazo ver a los niños con las camisetas con las generaciones anteriores de padres abuelos, todos unidos. Es la mayor pesadumbre que tengo, no es por mí ni mi carrera ni nada. Había tanta ilusión puesta que señores nos decían por la calle: «llevamos mucho tiempo sufriendo, necesitamos una alegría». Ese fue el mayor disgusto, por eso creo que este es el año y se va a conseguir. Se lo merece toda la gente de Avilés, la directiva, los grupos empresariales que apoyan al equipo, todo el mundo.

–Tras el 'casi ascenso' no se cumplieron las expectativas.

–Cuando vienes de ganar, normalmente se te vuelve a pedir ganar. Las circunstancias eran distintas y las cosas no salieron, pero estoy eternamente agradecido al Avilés. Fui una persona muy feliz entrenando al Avilés y soy un aficionado más.

–La perspectiva del tiempo cambia la percepción de aquel año.

–Eso pienso yo a veces. Se te cruza un 'tipejo' de estos como Samu en el camino y te corta las alas, lo digo en broma. Fuimos capaces de poder ganar la eliminatoria, estuvo muy igualada y son pequeños detalles los que hacen que la balanza vaya a un lado o al otro.

–¿Irá al Suárez Puerta?

–Seguramente que estaré allí apoyando. Sigo muy vinculado, teniendo muy buenas relaciones con el presidente, la institución, el grupo Fresamex, el míster.., con todos. Para mí Avilés significó muchísimo, es la gran desconocida de Asturias, una ciudad cariñosa con un gran ambiente de fútbol tremendo y una vida social súper intensa.

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