Al Buey Muerto y a la Loral: una circular por Yernes y Tameza
Un recorrido sencillo y panorámico por el concejo menos poblado de Asturias. Brañas, bosques, calzadas antiguas y praderías de altura en una ruta sin complicaciones, para hacer sin prisa, que asciende a dos cumbres
He aquí una ruta tranquila, muy guapa y bastante sencilla. Una ruta de esas sin escollos: de las que te llevan por pistas anchas, senderos ... y calzadas bien marcados, sin posibilidad de pérdida… de las que te adentran en territorios de altura en los que la magia, la serenidad y el misterio dominan el ambiente.
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Datos de la ruta
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Tipo de ruta: Circular
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Dificultad: Moderada
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Distancia total aproximada: 14,33 km
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Tiempo aproximado: 6 horas
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Desnivel aproximado: 595 m
He aquí un periplo circular: una excursión que se adentra en los bellos territorios de Yernes y Tameza (un concejo de altura, con mucho encanto, que tiene la peculiaridad de ser el menos poblado de la región asturiana). Una ruta de esas que da gusto hacer y que, sin florituras, visita bosques brañas, recodos rurales, fuentes, vegas… y dos picos: el Buey Muerto y la Loral.
La toponimia sorprende. Sin embargo, contra lo que parece, el nombre de la primera cumbre, (Buey Muertu) no hace referencia a ningún animal caído, sino a una evolución lingüística: de la raíz indoeuropea tur- («altura») surgieron términos como «toro», que más tarde derivaron en «buey» por reinterpretación popular. El añadido «muertu» alude a terrenos considerados inertes o sin dueño, espacios de pasto que no pertenecían claramente a ningún pueblo y que, por ello, solían generar disputas vecinales.
Por su parte, el Pico Loral, segunda cima del recorrido, deriva del latín oram, que significa «borde» o «límite», y señala la divisoria natural entre concejos. Así, de forma discreta, el nombre de estos montes ya nos enseña algo sobre ellos, añadiendo una guinda de curiosidad (y de etnografía) a la ruta. (Para desentrañar la toponimia de los lugares que pisamos siempre es altamente recomendable consultar el trabajo de Xulio Concepción Suárez, con una extensa recopilación sobre la toponimia asturiana en su web, xuliocs.com.)
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Así que, este es el plan: una ruta circular por territorios de Yernes y Tameza, conociendo los muchos encantos montunos que este concejo ofrece. En total, alrededor de 15 kilómetros. Eso sí, subir hay que subir, así que es una excursión para hacer sin prisas; para recrearse en el bello paisaje que va surgiendo y que abarca caneyas rurales, senderos boscosos, zona de brañas, altas praderías, caliza… y panorámicas ondulantes llenas de monte y cielo.
Descripción del recorrido Yernes-pico Buey Muerto-La Loral
La ruta arranca en el pueblo de Yernes, a casi 700 metros de altura. El paseo comienza atravesando las tranquilas calles del pueblo, ataviado de numerosos hórreos, casas de piedra, ambiente rural y quietud acogedora. Siguiendo el pueblo, la senda prosigue un trecho por una estrecha carretera local que, en menos de un kilómetro se encuentra con un desvío a mano derecha: es por ahí.
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El sendero cambia: se estrecha, se convierte en pista y comienza a subir. El tramo de hormigón da paso enseguida a un firme de tierra que se pone cada vez más pindio y avanza encajonado entre montes y bosque. Tras un buen trecho, la pista de tierra se convierte en calzada de piedra. Una cadena ayuda como pasamanos, para evitar resbalones en algunos tramos. El firme, de cantos rodados pulidos, ralentiza el avance hacia los altos por la fuerte pendiente.
Y así, dibujando eses y zigzags por camino empedrado, ganando metros, se va llegando arriba y las vistas se abren. Tras la fuerte subida, la ruta ofrece ahora un tramo de pista bastante llano, más tendido entre praderas. El sendero alcanza primero una braña ataviada de fuente y luego prosigue hasta recalar en La Collada, a 950 metros de altura.
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La Collada separa el pico Buey Muerto (a la izquierda) del pico la Loral (a la derecha). Es amplia, llena de ganado y de árboles. Un enorme oasis entre montes desde el que se otean las dos cumbres de día.
Tomando el sendero de la izquierda, todo lo que resta para alcanzar la primera montaña buscada es avanzar por pradería, subiendo cómodamente. Una especie de anchísimo pasillo, enmoquetado y con anchas vistas a ambos lados, que culmina en un balcón natural (a 1051 metros) rodeado de un amplio y ondulante paisaje montañoso.
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Tras alcanzar esta primera cima, se deshacen los últimos pasos hasta regresar a La Collada y allí se toma la pista que conduce al collado Fancuaya, a los pies de la Loral. Por el camino se pasa junto al Aula Vital de la Montaña, un proyecto educativo que consta de refugio y promueve actividades relacionadas con la naturaleza. A continuación se pasa por Brañas Negras, con numerosas cabañas.
Cuando recala en Fancuaya, justo antes de llegar al collado, la ruta abandona la pista para girar a la izquierda. La traza es clara: avanza desgastada a través de praderías y salva unos 150 metros de desnivel pisando ese firme, campo a través. Una ascensión sin dificultad técnica ninguna -aunque con algo de esfuerzo- que culmina en el picu la Loral, a 1250 metros: privilegiado asiento montuno de amplias y generosas vistas.
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Para regresar, hay que volver al collado Fancuaya a través de las praderías. Una vez allí, un sendero bien marcado acorta una de las últimas curvas del puerto y desemboca en la carretera.
El último tramo de la ruta es una cómoda bajada por esta carretera estrecha y pintoresca, que atraviesa la guapa majada Senra y desciende sin pérdida, dibujando curvas de herradura, hasta llegar a Yernes
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