«Esta fiesta no nos la perdemos ningún año»

Si el Descenso del Sella es de Interés Turístico Internacional, es por algo. Quedaba claro ayer, dándose una vuelta por la ribera del río y escuchando los acentos variopintos que se desperdigaban por allí. Para divertirse, daban igual las procedencias porque hay muchos que sienten suya esta fiesta, aunque hayan nacido a unos cuantos kilómetros de su origen. Lo comentaban Cristina Trigo y Patricia Serrano, de Guadalajara y Madrid, respectivamente: «Esta fiesta no nos la perdemos ningún año», lanzaban, y eso es porque «es emotiva, aunque no seas asturiano».

Ellas iban con la intención de salir «hasta que el cuerpo aguante». Y, como estas jóvenes, Pilar Toribio y Desi, dos veteranos andaluces, a los que este sarao les da la vida. «Nos encanta la gente de aquí. Nos vamos a quedar de fiesta hasta septiembre, nos vais a tener que echar», se reían.

Su energía de verbena era envidiable, pero había otros que ayer vivían el día con algo más de nostalgia. Era el caso de Sandrina Argüelles y su familia, de Lyon. «Nuestro padre era asturiano, de Nava, y por eso quisimos venir. Vamos a ver la salida y a disfrutar del día juntos», señalaba.

De cualquier manera se podía disfrutar porque, según calculaban los pamploneses Soraya Castro y Nuno Almeida: «Nosotros tenemos los Sanfermines, pero aquí puede haber incluso más gente». Esta pareja se acercó al Descenso porque ella veranea desde hace veinte años en Asturias «y nunca había venido... Ya tocaba».

Desde luego, ya era hora de vivirla, como lo estaban haciendo los franceses Micky, Ismael y Hugo. «Cada año venimos a conocer una región del norte de España y esta vez tocó Asturias», contaban. Ellos acabaron recalando en el Sella por una recomendación y tenían previsto además «bajarlo nosotros mismos e ir a Picos de Europa». Esperemos que se den algo de tiempo para descansar porque, si no, estarán con las pilas bajas, como los riojanos Nayara, Laura, Irene, Miguel, Paula, Lucía y Marta, quienes ayer estaban prácticamente sin dormir. «Es el sexto año que venimos porque nos encanta», explicaban.

Ellos estaban a punto de lanzarse a surcar las aguas como también tenían planeado hacer Juan Pablo Morales, Esmeralda Montesa y Pablo y Lucía García, de Colombia, Valencia y Vigo, respectivamente. «Vamos a coger unas piraguas y, de noche, de fiesta».

Igual hasta se les hace de día, como preveían Ramiro Merino, Luis Güemes y Antón Setién que les iba a ocurrir. «¡Hasta mañana a mediodía!», amenazaban. Que trasnochen todo lo que quieran, que ya tendrán tiempo para descansar y para cambiar la camiseta por el traje porque, en dos semanas, Ramiro se casa.