Guarde el público silencio... ¡Y que viva el Xiringüelu!

Lo decía en su pregón del Descenso del Sella Dionisio de la Huerta, el responsable del invento, y aún hoy resuenan esos versos en el valle de Arriondas cuando llega el primer sábado de agosto. «Guarde el público silencio». No es obligatorio, pero sí merece la pena pararse un momento a reflexionar, echar un vistazo alrededor una vez acabado el desfile y observar mientras se siguen desgranando versos -«...que no hay fiesta más alegre, ni más movida y galana, ni con más bello paisaje ni esencia más asturiana»- cómo los asturianos y sus miles de invitados celebran, un año más, y van 85 sin contar suspensiones por la guerra civil y la pandemia, su gran fiesta del verano. Porque aunque solo sea por tradición, por solera, por originalidad, porque el Sella es fiesta de Interés Turístico Internacional y porque mueve multitudes, les Piragües son les Piragües. Y cuando suena cantado por miles de gargantas el 'Asturias patria querida', fíjese en los ojos emocionados de aquellos para quien esta fiesta es mucho más que una fiesta.

«Y ya empezó la carrera por el agua, y quien tenga ojos que mire, y ponga al mirar el alma y diga si no es hermosa la fiesta de las piragüas», estará diciendo ya Lydia Valentín, la campeona olímpica de halterofilia, responsable del pregón de este año desde el puente de Arriondas. Y estallará la alegría, y sonarán los golpes entre las embarcaciones, y sobre una hora y pico después, se sabrá quiénes son los laureados de esta otra olimpiada.

Mucha fiesta en Arriondas y Ribadesella la próxima semana, pero hay quien quiere más. El domingo que viene, para acabar de reventar el verano asturiano, se celebra en el prau Salcéu, en tierras pravianas, el Xiringüelu, una fiesta con 81 años de solera, casi tantos como el Sella, pero que ha ido creciendo exponencialmente hasta convertirse en una de las citas indispensables del verano para decenas de miles de jóvenes, que comparten -o casi- espacio con las peñas que, en sus casetas, mantienen la esencia de la cita. Será a las once de la mañana cuando las charangas pongan en marcha el asunto, y la gente vaya llevando sus cajas de sidra, sus bollos, sus empanadas y sus tortillas al prau de la fiesta. En la 'Xirinzone', que se habilitó hace unos años para acoger a la chavalería, será donde esté el fiestón, con música sin freno, con mucho verano que celebrar, mucha amistad que poner en valor, y mucha diversión. Un auténtico Tourmalet folixeru, el del próximo fin de semana en Asturias.