Diez trucos para simplificar las tareas del hogar
Una empresa de Madrid oferta clases particulares... a domicilio. «No hay que volverse locos con los cuatrocientos productos de limpieza. El vinagre y al bicarbonato son productos naturales y muy eficaces», cuenta Rita Cifuente, la 'profesora'
Yolanda Veiga
Jueves, 23 de febrero 2017, 20:48
Dicen los psicólogos que hacen terapia de pareja que muchas crisis empiezan «por quién hace la colada». Pero la cosa podría ir a más, porque luego hay que colgarla, y no de cualquier manera: camisetas boca abajo, pantalones por la cintura, ropa interior por la parte inferior... Con un poco de suavizante y una sacudida fuerte recién sacada la ropa de la lavadora te puedes ahorrar la plancha. El consejo igual llega tarde para la pareja, pero no deja de ser útil, se arregle o no la cosa. Las tareas del hogar siguen siendo el trabajo invisible, el que no cotiza. También el que no se enseña.
Publicidad
No se enseñaba... porque en Madrid hace dos años abrió The Home Academy, una escuela donde se aprende a hacer estas labores. Al frente, Rita Cifuentes, la directora, que se formó en «gestión del hogar» en los años 80. La acepción correcta es 'home economist', «experta en gestiones de hogares particulares y colectividades, entendiendo por eso la planificación, orden, limpieza y mantenimiento, colada, tratamiento de tejidos y plancha, alimentación y cocina». Aquí nos suena extraño todavía, pero «en Inglaterra y Alemania es una profesión que se imparte incluso en los colegios».
En Madrid lo que están haciendo son cursos particulares, para adultos y a domicilio, claro. El del cliente, que suele estar patas arriba. Nada que no se pueda solventar «con un calendario» para acordarse de que la campana de la cocina se hace «cada quince días si se usa mucho» y los cristales «una vez al mes el mantenimiento y cada tres meses, limpieza en profundidad». Rita enseña disciplina con la escoba y nos cuenta algunos trucos para simplificar las tareas de casa -ella confiesa que lo que más pereza le da son las cortinas-, que no deberían llevarnos más de «una hora al día». Estos son algunos, según recoge el diario El Correo:
El baño se empieza por el lavabo
Es un mito lo del baño. Porque en realidad es casi lo que menos trabajo lleva. «Diez minutos y lo dejas como los chorros del oro», garantiza Rita Cifuentes. Y orienta sobre el orden: «Hay que empezar por la zona menos sucio, que siempre es el lavabo. Luego se limpia la ducha y, finalmente, el inodoro». Si se sigue este orden, dice, «no hace falta cambiar de bayeta».
Vinagre y bicabornato, los mejores aliados
Ocurre muchas veces que debajo del fregadero amontonamos botes y botes sin tener muy claro para qué son. En The Home Academy recomiendan recurrir a la limpieza de las abuelas: vinagre y bicarbonato. «El vinagre malo para la ensalada es buenísimo para limpiar. Se puede añadir un chorrito al agua que usamos para fregar el suelo, y también vale para la encimera, incluso para la cubertería». El bicarbonato recomienda comprarlo «por kilos» porque sirve para casi todo. «Cuando el baño tiene marcas de herrumbre pones un poco de bicarbonato en el inodoro y funciona como un rascador natural».
Publicidad
Cuando el horno no necesita una limpieza, sino dos...
La limpieza del horno es una de esas tareas que se van dejando. Un error, porque se limpia nada más usarlo, advierte Rita Cifuentes, pero con solución. «Cuando hay mucha grasa seca y pegada lo que mejor funciona es preparar una pasta con bicarbonato y agua, cubrir con ella la superficie y las paredes del horno y dejarlo actuar una o dos horas. A continuación rociamos todo con vinagre y esa reacción que hace es capaz de levantar la grasa vieja». Una alternativa natural a los productos específicamente indicados para el horno «que son muy abrasivos tanto para la piel como para el propio horno».
¿La vitrocerámica se limpia caliente o fría?
Pues ni una cosa ni la otra. «Lo mejor es dejar que se enfríe un poco, pero no del todo», recomienda la experta de The Home Academy. Hay varios productos apropiados para la cocina, pero si se nos han acabado o preferimos un truco casero, basta con «empapar un estropajo que no ralle con un poco de jabón de los platos y un chorrito de vinagre».
Publicidad
¿Por qué muchos europeos no aclaran la vajilla?
Rita Cifuentes no sabe responder a la pregunta pero también lo ha visto. Alemanes, franceses, holandeses... tienen por costumbre fregar los platos en una pila con agua y jabón y sacarlos directamente para secar, sin pasarlos antes por agua. «No sé por qué lo hacen, probablemente por ahorrar agua, pero desde luego no está bien porque quedan restos de jabón. En España tenemos una cultura de la limpieza mucho más extendida». La manera que recomienda esta 'home economist' para fregar los platos es la misma que en el caso del baño. «Hay que empezar por lo menos sucio, que siempre son los vasos».
Cómo gastar tres veces menos de jabón
¿Se acuerdan de aquel anuncio de la tele en el que fregaban los platos de todo el pueblo con un poquito solo de jabón? Bueno, pues no mentían del todo. «La gente gasta tres o cuatro veces más jabón del que hace falta». Por eso Rita Cifuentes da un consejo a la hora de fregar: «Hay que coger un tupper viejo y echar una cucharadita de lavavajillas, se añade un poco de agua y se va 'untando' poco a poco el estropajo ahí».
Publicidad
Media pastilla al lavavajillas en lugar de una
«Hay que seguir las recomendaciones del fabricante. Y si pone una pastillas, no eches dos, en todo caso echa media». Ella probó a hacerlo en casa y cuando se dio cuenta de que «los platos quedaban igual de limpios» lo tomó por norma. Por cierto que el lavavajillas también necesita limpieza. «Aunque lava a mucha temperatura, ese calor no es suficiente para eliminar los gérmenes. Hay que limpiar las paredes y eliminar los restos de comida que se van quedando por los rincones, fermentan y desprenden mal olor».
La verdadera utilidad del suavizante
Añadimos suavizante a la ropa «porque huele bien», pero no hace falta. «La única utilidad del suavizante es que al dejar una suerte de lechosidad en la ropa se arruga menos, pero no sirve para nada más». No solo se puede prescindir de él, también de la mitad del jabón que echamos a la lavadora. «Hay quien organiza auténticos bailes de espuma dentro de la lavadora, pero es contraproducente. Uno de los mecanismos que tiene la lavadora para dejar limpia la ropa es que choquen unas prendas contra otras y contra las paredes de la máquina, pero eso no sucede si se forma mucha espuma».
Publicidad
Si cuelgas bien la ropa no tendrás que plancharla luego
No es del todo verdad porque las prendas de algodón y de lino se arrugan mucho, pero depende también de cómo se cuelguen. «Lo importante es sacar la ropa nada más terminar la lavadora. Si la dejamos un rato mohada ahí dentro se arrugará mucho más», advierte Rita Cifuentes. Recomienda recurrir al viejo truco de «darle una sacudida fuerte» y, a continuación, seguir las normas para colgarla bien. «Las camisetas se cuelgan por la parte de abajo, sin doblar, al ras. Y si se cuelgan por arriba, que sea del revés y justo por las costuras. Los pantalones hay que cogerlos por la cinturilla, que es donde acumulan más agua, para que esta se vaya deslizando por las patas. Todas las prendas con bolsillos, del revés para que sequen antes. Los calcetines se cuelgan por cualquiera de los dos lados, pero a la ropa interior es preferible ponerle la pinza por abajo».
¿Cuántas prendas caben en una percha?
Dicen Rita Cifuentes que «más de dos prendas en una misma percha son multitud». Y que lo ideal, si tenemos sitio, es una para evitar que se arrugue. Los pantalones, a ser posible colgados, y doblados solo si no hay más remedio; las camisetas, «bien dobladas y en cajones o baldas no muy grandes»; los zapatos «se guardan limpios y ventilados en estantes bajos o de tela dentro de los armarios o, mejor aún, en armarios zapateros». Agrupar por tipo de prenda, advierte en The Home Academy, facilita el proceso de vestirse por la mañana.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión