Los efectos secundarios de la atorvastatina, medicamento para bajar el colesterol
A pesar de contar con la aprobación de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), no está indicado para todo tipo de personas
El colesterol alto castiga a una gran proporción de la población. Una mala alimentación, una vida sedentaria, pero también el factor genético, juegan un papel fundamental a la hora de desarrollarlo, motivo por el que muchos pacientes se ven obligados a modificar su estilo de vida o incluso, si este cambio no produce los efectos deseados, recurrir a medicamentos que ayuden a controlar el colesterol.
Uno de esos fármacos es la atorvastatina, un medicamento aprobado oficialmente por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) que está indicado para tratar a personas que presenten altos niveles a colesterol, así como a pacientes con riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca. Pero su uso es restringido, pues su consumo puede llevar consigo efectos secundarios que hacen que no esté indicado para todo tipo de personas.
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Los efectos adversos más comunes que puede provocar el consumo de este medicamento en 1 de cada 10 pacientes, son los siguientes:
- Inflamación de las fosas nasales.
- Dolor de garganta.
- Sangrado por la nariz.
- Reacciones alérgicas leves.
- Aumentos en los niveles de azúcar en la sangre.
- Aumento de la creatincinasa en sangre.
- Dolor de cabeza.
- Problemas gastrointestinales como náuseas, estreñimiento, gases, indigestión o diarrea.
- Dolor en las articulaciones, en los músculos o de espalda.
- Análisis de sangre que presenten un mal funcionamiento del hígado.
- Pérdida de apetito.
- Ganancia de peso.
- Disminución de los niveles de azúcar en la sangre.
- Problemas de sueño, tales como pesadillas o insomnio.
- Mareos, entumecimiento u hormigueo en los dedos de las manos y de los pies, la reducción de la sensibilidad al dolor o al tacto.
- Cambios en el sentido del gusto.
- Problemas neurológicos como pérdida de memoria, visión borrosa, zumbidos en los oídos y/o la cabeza.
- Vómitos y eructos anormales.
- Dolor abdominal tanto en el tren superior como inferior y en el pecho.
- Pancreatitis, hepatitis (inflamación del hígado), erupción en la piel y picazón.
- Habones, caída del pelo, dolor de cuello.
- Sensación de cansancio y malestar generalizado, fatiga de los músculos, debilidad o inflamación, especialmente en los tobillos (edema).
- Aumento de la temperatura corporal.
- Pruebas de orina positivas para los glóbulos blancos de la sangre.
Aunque solo 1 de cada 1.000 personas pueden llegar a padecer efectos adversos graves, es importante saber que, en estos casos, es necesario consultar el médico antes de frenar el tratamiento de inmediato, dado que se pueden buscar soluciones como bajar la dosis o interrumpir la ingesta solo de forma temporal. Estos pueden ser:
- Una reacción alérgica grave, que se puede mostrar a través de una hinchazón de la cara, lengua y garganta, llegando a causar una gran dificultad respiratoria.
- Enfermedad grave con una descamación que puede ser severa, llegando incluso a producirse inflamación de la piel.
- Debilidad muscular, que puede provocar dolor al tacto, incluso derivar en una rotura, algo de lo que pueden ser síntomas el cambio de color de la orina, acompañado de malestar y fiebre alta.
Otros efectos, aún más raros que, en este caso, solo afectarían a una de cada 10.000 personas, serían hemorragias o hematomas surgidos de repente, o un síndrome de enfermedad tipo lupus.
