«La pandemia nos quita el sueño»
Isabel Torrejón y su hija Marina, titulares de una farmacia en Mieres, cuentan que la demanda de «algo para dormir» se ha disparado
AZAHARA VILLACORTA
MIERES.
Sábado, 16 de enero 2021, 02:33
«La pandemia nos está quitando el sueño». Podría ser una metáfora, pero es real como estos últimos meses que parecen una pesadilla. O eso al menos cuentan Isabel Torrejón y su hija, Marina Muñiz Torrejón, titulares de una farmacia en Mieres en la que, desde que la covid hizo su aparición, han notado un notable incremento de los casos de insomnio. «Muchos. Muchísimos». De gente que entra pidiendo «algo para dormir. Sin receta, claro», apostilla Isabel, que, sin embargo, llega a la cama y cae rendida. Porque jamás, a lo largo de los treinta y cinco años que lleva al frente de la botica, había tenido que enfrentarse a una situación ni remotamente parecida, «en la que ves a la gente mucho más tensa, más preocupada de lo que era habitual. Y claro: eso implica hablar mucho más con ellos, tener que explicarles las cosas con más detalle...».
Publicidad
Una situación -explican esta madre y esta hija que comparten una vocación que las llevó a estudiar a Santiago de Compostela y que no se quitan de la cabeza «a todas esas personas que se están quedando sin trabajo»- en la que está teniendo mucho que ver «que la atención en los centros de salud no sea presencial, algo que genera estrés en los médicos, en los pacientes, en los farmacéuticos...».
Un escenario, en suma -y aquí se pone reivindicativa esta mujer que casi nunca pierde la calma-, en el que «el enfermo hace de pelota de ping pong, porque por teléfono todo es mucho más complejo». «Que si el médico no le dio la dosis exacta, que si la receta caducó... y la cosa se complica aún más cuando hablamos de personas mayores».
Pero ahí están ellas, haciendo gala de una serenidad y un temple que parecen obra de cualquier pócima milagrosa y que también comparten trabajo con el marido de Isabel y padre de Marina: Carlos Muñiz, médico que abandonó su profesión para ejercer como colaborador en la botica. O lo que es lo mismo: «Todo queda en casa». O al revés, porque «lo que pasa en la farmacia se queda en la farmacia». Y, cuando atraviesan la puerta, intentan olvidarse del plano laboral y centrarse en lo personal: «Si no, la vida sería tremendamente monótona».
El punto a favor de trabajar en familia es que, si uno de ellos falta por cualquier motivo, «la confianza en el que se queda es total», además de que «la conciliación está garantizada». ¿Y en contra? «Que cuando mi marido y yo cogemos vacaciones se marcha la mitad de la plantilla», bromea Isabel Torrejón, quien, como su hija Marina, vaticina que este 2021 «todavía será de transición, porque, aunque haya vacuna, el proceso hasta que vayámonos inmunizándonos todos llevará un tiempo». Que «estaremos mucho mejor pero todavía tendremos que andar con mucho cuidado, sin perder la cabeza ni echar las campanas al vuelo».
Publicidad
Se tratará de «encontrar el equilibrio», que al final es lo que persiguen también estas mujeres con la salud mental y física de los pacientes, con los que hablan un idioma secreto, solo reservado a boticarias vocacionales: «Hay veces que piden un medicamento como ellos buenamente lo pronuncian, pero nosotras lo entendemos igual. Pasa como con la letra de los médicos. Pero es que algunos nombres y algunas recetas se las traen».
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión