El coronavirus no frena la solidaridad
La Cocina Económica de Oviedo sustituye su comedor por reparto de comida en bolsas y atiende a cientos de usuarios diarios
CECILIA PÉREZ
OVIEDO.
Martes, 17 de marzo 2020, 02:15
A las doce y media del mediodía, la Cocina Económica, en la ovetense calle San Vicente, ofrecía ayer un trajín inusual en estos días donde casi todo parece haberse paralizado. No es así para las hermanas de La Caridad y los ocho empleados de esta institución benéfica. En su día a día solo han cambiado las medidas de prevención para evitar posibles contagios: el comedor está cerrado, la comida y la cena se entregan conjuntamente en bolsas de plástico a través de una puerta; todos los trabajadores cuentan con mascarillas y guantes, el horario de reparto se circunscribe de doce del mediodía a dos menos cuarto de la tarde y se ha prescindido de la colaboración del personal voluntario.
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Lo que no ha cambiado es el buen hacer de esta entidad que continúa a pie de cañón prestando servicio a quien más lo necesita. «Estamos desbordados», aseguró sor Esperanza, responsable de la Cocina Económica.
Ella es la encargada de ir repartiendo las bolsas con los alimentos a una fila numerosa que espera, paciente, en los aledaños. «En ellas metemos la comida y la cena para una sola persona», explicó una de las empleadas.
No es para menos. Desde que el Gobierno de la nación decretara el estado de alarma, por la Cocina Económica pasan a diario 160 personas. «Al no disponer del servicio de comedor tenemos que preparar la comida para que se las lleven a sus casas».
El menú de ayer, por ejemplo, estaba compuesto por leche, pan, patatas guisadas, costilla asada, un sandwich, plátanos, kiwis y cacahuetes. Lo prepara como siempre, Florentino Menéndez, el chef de la Cocina Económica. «Nos han donado mucha comida perecedera que tenemos que cocinar lo antes posible», indicó.
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Mientras, los usuarios aguardaban la cola para hacerse con la bolsa de comida. Alguno solicitó algo más: «Hermana, ¿no tendrá una mascarilla?». Sor Esperanza dejó por unos segundos de repartir la comida para buscarla. La solidaridad aquí no entiende de virus.
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