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Familiar.María y sus dos pequeñas permanecen unidas, con el deseo de que este infierno acabe pronto. J. PAÑEDA
25 N - Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres

«Me da pánico dejar a mis hijas con el padre»

Una pesadilla eterna. María creyó que al denunciar volvería a vivir, pero él, a través de las niñas, la sigue «machacando»

Ana Ranera

Gijón

Jueves, 25 de noviembre 2021, 04:21

Nadie podía imaginar el infierno que estaba viviendo, en su casa, María (nombre ficticio). A su lado, tenía a «un maltratador de libro», lo define y lo explica: «Al principio, parecía un tipo encantador». Por eso, todo iba bien cuando empezaron su relación, solo que él era un hombre celoso, «pero nunca iba más allá», aclara ella. Los problemas fueron creciendo, a medida que el tiempo pasaba y que la pareja iba afianzándose, entonces su carácter fue empeorando. «Cuando nos casamos, se volvió más controlador», recuerda. Y lo peor solo estaba empezando: «Al quedarme embarazada, se descubrió, ya empezó a insultarme y vinieron los primeros empujones y codazos».

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Después, vino su segundo embarazo y el calvario se hizo insoportable. «Me llamaba gorda e inútil», rememora. En aquellos tiempos, además, María perdió el trabajo y él ya se sintió «todopoderoso». «Decía que yo era como las ovejas, adonde fueran las niñas, tenía que ir detrás». De aquella, llegaron las primeras agresiones fuertes «una vez, me dio un puñetazo en la boca y otra, me agarró del cuello, me estaba ahogando, solo paró cuando una de mis hijas empezó a gritarle».

Después de aquellos episodios, llegaba el arrepentimiento. «Me pedía perdón, me decía que no iba a volver a hacerlo». María dejó de creerse esas palabras y se dio cuenta de que le daba «pánico dejar a las niñas a solas con él», confiesa. «Le dije que, si me volvía a agredir, iba a denunciarlo». Aquello ocurrió y María descolgó el teléfono, «con miedo y vergüenza». Ese día lo detuvieron. «Ahí piensas que ya está, pero no está nada. Te das de bruces con el maltrato institucional, me sigue machacando a través de las niñas». A la espera del juicio, él puede verlas como si fuera un padre normal y no un «maltratador de libro», como reza el informe psicológico al que nadie hace caso.

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