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Los soldados retornados, desfilando por las calles gijonesas.

¡Por fin en casa!

Después de meses reclamando su vuelta, retornaron los soldados repatriados del Rif a Gijón, donde se les recibió calurosamente

Viernes, 2 de junio 2023, 01:26

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1923. Hace 100 años.

Hacía mucho, demasiado, que les esperábamos. Ahora, por fin había llegado el día. «¡Bienvenidos!», tituló una portada, ya histórica, de EL COMERCIO, ilustrada con una foto del desfile de los soldados retornados. «Gijón, con una espontaneidad que le honra, sin necesidad de alocuciones de nadie ni de las invitaciones que son de costumbre, salió ayer en masa a recibir a los soldados repatriados del Regimiento de Tarragona, tan arraigado ya en los afectos y simpatías populares». Eran los soldados del reemplazo de 1921, año aciago para España en la guerra de Marruecos, y su regreso llevaba reclamándose, hasta con intercesiones políticas de por medio, varios meses.

Llegaron, por fin, los soldados con el público marchando en masa, en tranvía, desde los Jardines de la Reina al puerto exterior, «dándose el curioso espectáculo de que los primeros motores que llegaban a la plaza del Marqués, punto de salida, ya venían tomados por el público más previsor, que los asaltó al salir de las cocheras, llegando completamente repletos a la población». Que ya debe dar rabia no encontrar asiento por no haber tenido la idea de moverse de los Jardines de la Reina a la plaza del Marqués. Pero poco importaban las comodidades ese día: peor lo habían pasado los soldados que retornaban. Llegaron a bordo del 'Vicente Puchol', a las cinco y media de la mañana, y desembarcaron en El Musel dos horas después.

«Gran emoción»

Situada en el muelle, a la popa del buque, la Banda del Regimiento anunció la bajada a tierra de los soldados al compás de los pasodobles. «Fueron aquellos unos momentos de gran emoción, viéndose a los soldados y los paisanos, familiares o amigos, unirse en efusivo abrazo. Se dieron vivas a España, al Tarragona y a Gijón». A eso de las ocho formaron. Dos horas después llegaron al centro de la ciudad. Hubo procesión, vivas, banderas, un tedeum, partido benéfico del Sporting y una verbena donde se anunciaba ya la presencia de «puestos de churros, dulces, cerveza, refrescos y licores, que se servirán gratuitamente a la tropa y sus acompañantes». Después de tanto llanto había ganas de festejar.

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