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Así lo contó EL COMERCIO.
1923. Hace 100 años

Fuego en Gijón

Un violento incendio destruyó dos buhardillas, con todos sus enseres, en la calle Reconquista, cerca del Cuartel de Alfonso XIII

Arantza Margolles

Miércoles, 28 de junio 2023, 00:56

No por frecuente, en aquella época de materiales efímeros y vientos que prendían la mecha con facilidad, dejaba de ser dramático que un incendio provocase daños irreparables. Ni en Gijón ni en ningún otro sitio. Hace hoy un siglo contamos que la china, esa vez, había tocado en una honrada casa de Gijón, la número 8 de la calle de la Reconquista, muy cerca del cuartel de Alfonso XIII. «El fuego», contó EL COMERCIO, «habíase iniciado en la parte posterior del edificio, corriéndose rápidamente a la guardilla (sic) de la mano izquierda. Las llamas, avivadas por el fuerte viento que soplaba, adquirían grandes proporciones, causando en el vecindario la natural alarma».

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Se trataba de un edificio propiedad de Pascual Lorenzo, operario de la panadería 'La Magdalena', y donde vivían varias personas. En los bajos, las familias de Alfredo Álvarez y Víctor Rubiera; las de Regina Villa y Perfecto Pérez en los primeros pisos y, finalmente, en las buhardillas, las de Faustino de Arriba, cabo de municipales y habitual en las páginas de la crónica negra de EL COMERCIO de la época, y Mariano Suárez. Fueron estos los más damnificados: el fuego destruyó por completo la parte superior del edificio, salvándose solo dos colchones de la familia Suárez. No tenían, además, seguro. Sí De Arriba, que había asegurado sus pertenencias en 'El Día', en valor de dos mil pesetas, y el edificio, en 'La Estrella'.

«Como el lugar del incendio está próximo al Cuartel de Alfonso XIII, al tenerse allí conocimiento de lo que ocurría, se ordenó que algunos soldados, al mando de un sargento, saliesen para realizar los trabajos de salvamento», decíamos. Por eso el fuego no fue a más. Lo dominaron a los pocos minutos, y de este modo pudieron salvarse, los enseres de los primeros pisos y bajos. Pero hubo algo más. «El concejal delegado del cuerpo de Bomberos puso las cuadras municipales a disposición de los vecinos de dicha casa, para el alojamiento de los muebles. También a eso se prestaron muchos vecinos». La solidaridad, a veces, es casi tan importante como el agua que apaga las llamas de la iniquidad.

1923. Hace 100 años.

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