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Así lo contó EL COMERCIO.

Juan Soldevilla, asesinado

Los anarcosindicalistas de 'Los Solidarios' se desplazaron, poco después del crimen, a Gijón, donde asaltarían el Banco de España

Lunes, 5 de junio 2023, 00:16

1923. Hace 100 años.

Fue a plena luz del día, a tiros, en plena calle, a la entrada del convento zaragozano de San Vicente de Paúl a donde Soldevilla se disponía a entrar para rezar. Por medio de dos tiros fulminantes. La muerte, instantánea. El impacto en España, grande. Hace hoy un siglo, EL COMERCIO dedicó su tercera plana al asesinato de Juan Soldevilla, arzobispo de Zaragoza, por parte de un grupo de pistoleros anarquistas que se autodenominaban 'Los Solidarios'. Aún no sabíamos que semanas después uno de los causantes del atentado, que lo fueron Francisco Ascaso y Rafael Torres Escartín, estaría en nuestra ciudad, acompañado, entre otros, de Buenaventura Durruti, dispuestos a asaltar el Banco de España. Contamos, pues, el caso desde la distancia, con la calma de quien no ve de cerca la historia.

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«Los agresores acechaban a la víctima desde la puerta principal del convento citado», decíamos. «Los disparos fueron quince, según manifestó un muchacho que presenció el atentado» y que, víctima de la curiosidad, se acercó para mirar de cerca a los agresores. «Marchó tras ellos, pero le dispararon un tiro, obligándole a retroceder». Eran dos: «Uno de ellos delgado, alto, y vestía traje kaki. El otro era de más baja estatura, y llevaba boina y traje azul». Ascaso y Escartín. Pero eso, como lo de Gijón, tampoco se sabía, y había quien sospechó, en los primeros momentos, de una venganza personal más que de un atentado social.

Las dudas se desvanecieron pronto. Se decía que Soldevilla siempre se había mantenido al margen de los asuntos sociales (en realidad, se le vinculaba a grupos ultraderechistas), pero que su asesinato podía responder a «un golpe de efecto, sin otra finalidad que la de provocar agitación y comentarios». Y, desde luego, los provocó. Semanas más tarde, un grupo de seis pistoleros, entre los que se encontraban el leonés Buenaventura Durruti y Torres Escartín, implicado en la muerte del religioso, asaltaron el Banco de España de Gijón, llevándose unas 600.000 pesetas y una vida: la de Luis Azcárate, director de la sucursal. Pero esa es otra historia ya, y con mucha tela que cortar.

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