Mil viviendas para el Polígono

El tema coleaba ya desde hacía tres años, pero ahora, por fin, comenzaba a verse la luz al final del túnel: el Polígono de Pumarín estaba más cerca de tener 1.123 viviendas más, con sus correspondientes familias, y todo lo que ello significaba para una ciudad con serios problemas habitacionales. La idea, surgida en 1970, consistía en «adquirir unos terrenos, propiedad del Ministerio de la Vivienda, y obtener dinero de los propios afiliados, cantidades desembolsadas que oscilaron entre 53.000 y 84.000 pesetas de entonces (318 y 504 euros). El resto consistía en obtener créditos para que las cooperativistas pagasen la vivienda en un plazo de 15 años». Las cooperativas se constituyeron de forma inmediata, desarrollándose, a partir de entonces, gestiones muy laboriosas «para conseguir la venta de terrenos por parte del Ministerio de la Vivienda».

Como las cosas de palacio van despacio, la adjudicación definitiva de los terrenos tardó en llegar tres años, y muchas veces, contaba EL COMERCIO, había llegado a perderse la paciencia. «Por fortuna, hoy ya todo se ha solucionado, y el importante grupo de viviendas está definitivamente en marcha». Diseñado por Martínez Gemar, Cabezudo Fernández, Palat, Ameingide, Varela, Somolinos y Mayor, el Colegio de Arquitectos no tardó en dar el visto bueno. «Es cuestión de días su presentación», anunciábamos hace hoy medio siglo. Por fin.

Lo que quedaba tampoco iba a ser un recorrido fácil. «La obra es ambiciosa», reconocíamos, «y aunque ha tardado bastante en ponerse en marcha, por las razones antedichas, será de las que marquen una época en nuestra ciudad. Allí todo está concebido de una forma moderna, con espacios verdes amplios y con toda clase de comodidades y servicios». Se planeaba, también, la construcción de garajes en los sótanos, por lo que se habían contratado sondeos del terreno. «Casi puede asegurarse que los sondeos son el comienzo de las obras. Con ello se pone punto final a una situación a la que se ha llegado por la demora de adjudicación de terrenos. Fueron muchos trámites, muchos viajes y una continua lucha». Pero todo tiene, siempre, su recompensa.

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