De la radio al Robledo

1948 fue el momento de mayor auge de un artista más conocido hoy por haber sido la pareja sentimental de Pilar López, famosísima coreógrafa y, además, hermana de 'La Argentinita'. Tomás Ríos llegaba al estrellato después de la prematura muerte de la popular bailaora, fallecida de un tumor en el vientre tres años atrás. «Es, por el momento, el artista más popular de la radio», anunció EL COMERCIO hace hoy 75 años. «Él y su orquesta son eco que constantemente se difunde en España por los micrófonos, propagándose a través de toda clase de altavoces». Ahora, este coruñés de 39 años de edad estaba a punto de venir a Gijón, donde actuaría en el Robledo.

Ríos era, según decíamos, un «artista polifacético, compositor, director, violinista y ameno y originalísimo locutor, vinculado a una familia de auténticos embajadores del arte español». Lo decíamos así, 'embajadores' en masculino, aunque mejor hubiera estado utilizar el femenino esta vez. «Es Tomás Ríos el hombre que se discute con calor por su indiscutible valía. Y es, sobre todo, el receptor atento a cualquier desgracia, a no importa qué dolor, siempre hechos suyos por agudizada sensibilidad de su corazón hipersensible, sin descanso, dispuesto a hacer cuanto le sea posible por remediar o aminorar, al menos, las tragedias humanas». Las suyas propias incluidas, ya que, según cuenta Andrés Trapiello, Ríos estuvo a punto de dejar el mundo de la interpretación después del deceso de su cuñada.

No lo hizo, al final. «Así, en los hogares españoles, por doquier, hay voces que enaltecen a Tomás Ríos, cantor singular, a quien han aplaudido los más eclécticos públicos, de Nueva York a Buenos Aires, pasando por Cuba, París, y últimamente Madrid, que durante tres años, sin intermitencias, le ha consagrado como artista incuestionable. Requerido por las empresas, antes de volver al mundo que, con España por madre, puede decirse que es su patria, Tomás Ríos ha accedido a presentarse en jira radio teatral por todas las ciudades españolas, y hoy toca a Gijón». Aquí, en el Robledo, triunfó. En el recuerdo, con el paso de los años, siguió siendo, sin embargo, el 'marido de'. Por una vez.

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