Una gijonesa de cine

Fue del 11 al 27 de septiembre de hace ahora 25 años, de modo que cuando, tal día como hoy, le dedicamos nuestra contraportada a la gijonesa Emma Fernández, su muestra pictórica en San Sebastián ya había llegado más allá de su ecuador. La exposición, presentada por Fernando Jáuregui, contaba con un catálogo prologado por el cineasta Imanol Uribe y por el director del certamen, Diego Galán. No en vano decía Fernández, 'obsesa' confesa de la imagen, que su generación (ella nació en 1961) estaba marcada definitivamente «por el mundo de lo audiovisual. No dejo de pensar con esas claves». «Pintar y pintar. Colorear, dibujar, observar, soñar en la butaca anatómica de un cine, captar imágenes reales, traducir después las impresiones sobre el lienzo». Ese era el 'quid'.

Lienzos de fondos duros y abstractos, tintas planas y gamas frías combinadas «con los tostados más secos» protagonizaban su muestra, igual que en anteriores exposiciones. Pero esta vez todo giraba en torno al cine. «Sus inquietudes y su entusiasmo y admiración por el séptimo arte nos brindan la oportunidad de presenciar un escenario por el que deambulan grandes monstruos ya desaparecidos, junto a personajes actuales y toda la tramoya aneja a la industria cinematográfica», decía Uribe de la muestra de la gijonesa, donde «los rostros de Claudia Cardinale o Silvia Manglano, protagonistas del 'star system', comparten pared con personajes aislados, sacados de contexto, gentes de entre bastidores y elementos mecánicos empleados en la industria cinematográfica».

Fue el producto, según nos contaba la gijonesa, de «dos años de trabajo muy duro y de estar pintando todo el día. Ahora me he regalado unas vacaciones y creo que si cojo un pincel fallezco». Ella misma había propuesto a los responsables de la Fundación Kutxa la idea de la exposición, que ahora se exhibía en los números 20 y 22 de la calle de Garibai. ¿Y para cuándo profeta en su tierra? Quizás pronto, dejábamos caer: «Ahora Emma flirtea con entidades asturianas para lograr exponer en su tierra natal, algo que aún no ha conseguido». Pero todo llegaría. Algún día.

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