Los orígenes de Sabugo
Un artículo de Julio González Pumariega recrea la fundación del barrio marinero que remonta al año 1201, tras un naufragio
Sus orígenes los remonta al año 1201 cuando «naufragaron dos traineras en la costa del Cantábrico. Con grandes esfuerzos se salvaron catorce hombres y seis hembras». Después de dos lustros en la villa, sumaban 81 personas. «Construyeron viviendas aprovechando los cantos que las corrientes marítimas arrastraban rodando hasta la orilla», asegura, por lo que surgió la idea de bautizar Sabugo como Cantos. «Esto lo afirmo yo; el padre Mariana cree deberse este nombre al buen oído musical de los náufragos, autores de la danza prima y el «enguedeyeme».
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«Listos por naturaleza, trabajadores concienzudos y gente de espíritu», los sabugueros desarrollaron una industria textil. El barrio creció y «llegó el día en que los dos más listos y pudientes, con divergencia de opinión, lo dividieron en dos bandos».
«Unos optaron por la pesca y el contrabando; los otros por asuntos fabriles y mecánicos. Separáronse estos últimos llamando 'La industria' al nuevo. Inmediatamente, surgió la rivalidad entre ambos.
En el siglo XIV, Pumariega cita la construcción de un templo parroquial. Los hombres se dedicaron exclusivamente a la mar y las mujeres a la «penosa y rutinaria operación de las redes». Alcanzaron tanta perfección que «los mismos esposos llamaban a sus mujeres 'hábiles'. De ahí, dicen, vino el nombre de Avilés», afirma Pumariega.
Ya en el siglo XX, Sabugo es «el barrio de la inmortalidad; ríe y llora, canta y riña, baila y reza, noche y día. No tiene reposo. (...) Sabugo tiene bueno y malo, ancho y estrecho; alto y bajo y llegó a creer que hasta la cuarta dimensión. Conserva el sello original y perenne de sus primeros moradores, y, aunque los siglos pasen, seguirán rindiendo culto al bravo Cantábrico».
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