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Laura Pire E. C.
La nutrición que funciona, con Laura Pire

¿Qué pasa cuando los adolescentes engordan?

Controlar las meriendas suele ser una medida bastante eficaz para corregir el sobrepeso en niños que no son tan niños

EL Comercio

Gijón

Viernes, 30 de abril 2021, 16:23

Un caso muy común: un niño o una niña de siete u ocho años y peso correcto comienza a engordar de forma progresiva, año ... tras año, y a eso de los doce ya tiene una obesidad considerable. No ha habido cambios de vida, dicen sus padres.

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Comemos igual en calidad y cantidad que todos estos años. Sigue yendo a sus entrenamientos, juega con sus amigos, las chucherías están controladas, hay algo de actividad sedentaria con videojuegos pero marcando el tiempo… ¿Qué está pasando?

A la niña se le suele atribuir «el agravante hormonal». Pues ya sabemos que si las primeras reglas revolucionan el peso, que si la abuela también era gordita, que si en la familia las mujeres somos anchas de cadera y de hueso grande... Al niño, que si se parece a su tío Servando, que si nosotros somos todos «fuertes», que si va a pegar un estirón en cualquier momento…

Por supuesto que hay un montón de razones médicas que pueden hacer que una persona de cualquier edad tenga un cambio de peso importante y que necesite un estudio, pero voy a centrarme en lo más sencillo y habitual: las meriendas.

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Cuando los niños son pequeños, existe la costumbre de reforzar las meriendas como complemento a un crecimiento muy rápido o un hambre voraz. Son alimentos muy ricos que pueden reforzar las calorías de la alimentación de un mal comedor, por ejemplo. Me come fatal, pero me merienda genial.

¿Cuándo debemos pasar a meriendas más escuetas? En cuanto veamos que la vida académica empieza a ser más sedentaria o las cantidades de alimento en las comidas importantes son similares a las de un adulto.

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El chiquillo o la chiquilla comen en el colegio. Se comenta a la salida que vuelven con hambre. Pues entonces tenemos a chavales de 13 años merendando un bocadillo, un yogur y un plátano, no vaya a ser que con todo lo que tiene que estudiar… A ver si va a quedar el guaje pequeñucu por mi culpa.

Pues no. Hagamos meriendas más frugales, acostumbrémoslos poco a poco a cantidades más pequeñas, y misteriosamente, el peso volverá a su cauce en pocas semanas. ¡Funciona!

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