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Marisa Valle Roso. Mario Rojas
Premios EL COMERCIO 2025: Cultura

Marisa Valle Roso: la voz que reivindica a la mujer asturiana

Una artista en continua evolución que busca lo auténtico pero que prueba con la transformación

Miércoles, 8 de octubre 2025, 11:40

Un cuarto de siglo ha pasado desde sus inicios en la música. Hace años que vuela sola aunque junto a su hermano Fernando dio más de un paso, probó fusiones y unió su nombre a algunos de los grandes como Ana Belén, Miguel Ríos, Serrat, Rozalén o Estopa. Pero Marisa Valle Roso hace tiempo que se atrevió a dar pasos ella sola y pasito a pasito ha ido escalando en este difícil pero apasionante mundo de la música.

Langreana, de 1987, se formó en la tonada asturiana, primero al abrigo de Alfredo Canga, junto a su hermano y también en colaboración con el gaitero Pablo Carrera, el pianista Xaime Arias y el guitarrista Rodrigo Sturm, entre otros muchos referentes. De todos ellos ha ido aprendiendo.

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Con tan solo 16 años ganó varios concursos de tonada en la categoría juvenil. Y con la mayoría de edad se hizo con distinciones ya más acordes a su nuevo tiempo vital. Ahora suma un éxito más con el premio que EL COMERCIO le concede en la categoría de Cultura, «un honor y un lujo» que la asturiana recibe con «muchísima emoción» y que, reconoce, supone «un empujón». Porque, como ha declarado, es difícil no decaer en la carrera de la música y la cultura y es muy satisfactorio «sentir que te dicen: 'Aquí estamos apoyándote'».

Un premio que reconoce toda una carrera musical arraigada a sus raíces, mezclando el folclore con los sonidos más contemporáneos y contando historias que hablan de memoria y compromiso con la sociedad asturiana.

Y es que se confiesa partidaria de que el folclore evolucione con el pueblo por lo que proclama la necesidad de experimentar nuevas formas. Cantante, compositora y mujer comprometida ha sabido plasmar todas estas inquietudes en sus trabajos. Si en 2016 visibilizó la minería en 'Suena la mina', con temas de Víctor Jara, Violeta Parra y Camarón, dos años después alzó su voz contra la violencia machista en 'Títere o esclava'.

En 'El tren de la libertad' recuerda uno de los grandes movimientos feministas de la historia de este país, con gran protagonismo en Asturias. Y este mismo escenario es el que utiliza para dar vida a 'Cenicientes del carbón', su último trabajo, un auténtico himno reivindicativo a favor del papel que las mujeres asturianas tuvieron durante la Huelgona del 62.

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Le sirven a la langreana sus composiciones para mostrar su compromiso y solidaridad hacia los más desfavorecidos y de forma especial pone su énfasis en el rol poco valorado pero esencial de las mujeres asturianas a lo largo de la historia. «No encuentro mayor inspiración que la de las mujeres de esta tierra, tan fuerte y reivindicativa». Entonces aprovecha para experimentar nuevos sonidos, nuevos ritmos, sin dejar de lado sus raíces y sus tintes poéticos, pero con un toque más pop incluso, en ocasiones, se atreve a probar con sones electrónicos.

No se cierra el círculo porque le queda mucho aún por mostrar al mundo, pero sí asegura que en su nuevo trabajo regresa a sus orígenes, una mirada al pasado que la fue catapultando poco a poco. En común siempre las emociones, las vivencias, los recuerdos, auténticos motores de todas sus composiciones e interpretaciones. Sus propuestas son siempre un regalo porque plasman el discurrir de la propia región a la que se siente indisolublemente unida.

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Es Marisa Valle una artista en constante evolución, que busca lo auténtico pero que prueba con la transformación y el riesgo y la denuncia. Al igual que las mujeres a las que defiende y a las que visibiliza, ella tampoco «se rinde». Por eso sigue dando pasos y sigue experimentando nuevos lenguajes. Para avanzar en la música, para avanzar en la cultura. Para avanzar en la vida.

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