Silvia Álava Sordo
Vermú de domingo ·
Para facilitar la vuelta a clase, recomienda validar las emociones de los menores y revaluar los aspectos positivos del regresoCon el moreno aún en la piel, muchos de los que han vuelto esta semana al trabajo ya buscan en el calendario el próximo puente ... como un faro en la niebla. «Pero tenemos que volver al trabajo siendo objetivos y viendo las cosas positivas. Si me gusta, maravilloso. Y si no me gusta tanto, pues pensar que sirve para pagar las facturas, la hipoteca o el alquiler», dice Silvia Álava Sordo. Psicóloga sanitaria y doctora en Psicología Clínica y de la Salud, además de docente, apasionada divulgadora y autora de diversos libros en los que vuelca sus conocimientos y su experiencia profesional, Álava asegura que tanto niños como adultos necesitan un pequeño periodo de adaptación para volver a la rutina.
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-Ya hemos pasado del aperitivo diario al dominical. Se acabó lo bueno.
-Así es, pero no podemos asociar y decir que acabarse las vacaciones es acabarse lo bueno. Lo que tenemos que hacer es buscar pequeños momentos en el día a día que nos ayuden a recargar las pilas y con los que podamos disfrutar.
-Pero apenas tenemos tiempo para esos momentos.
-Sí, pero puedes ajustarlos a la cantidad de tiempo que tienes. A lo mejor no puedes quedar con los amigos un día de diario, pero sí puedes hacer una llamada telefónica, o leer un buen libro, como hacías en vacaciones. Y hay que buscar tiempo para nosotros, para conectar con nosotros mismos y con nuestras emociones.
-Se habla de 'depresión postvacacional'. ¿No estamos patologizándolo todo?
-Es que la depresión postvacacional, como tal, no existe, no está recogida en el DSM, el manual de trastornos psiquiátricos. Al final, corremos el riesgo de patologizar la vida. Si al volver a trabajar te sientes un tanto decaído, sin muchas ganas, a lo mejor lo que significa es que eres humano y que prefieres no vivir bajo la tiranía del reloj y de los plazos de entrega, algo completamente lógico y normal. Hay que entender que los quince primeros días puede costar un poquito.
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-¿Qué hacemos para llevar mejor la vuelta a la rutina?
-Cuidarnos y cuidar la salud mental no es algo exclusivo de las vacaciones, sino que hemos de hacerlo a lo largo de todo el año. Para eso hay que respetar los ritmos de sueño y vigilia, cuidar la alimentación, hacer deporte, cuidar nuestras emociones y procurarnos esos pequeños momentos que, aunque sean más cortitos, también pueden estar presentes fuera de las vacaciones.
-Volver a poner el despertador es duro.
-Sí, pero romper los ritmos de sueño y vigilia nos pasa una factura muy alta a nivel emocional, físico y de salud mental. Sabemos que cuando no se duerme lo suficiente es más probable que se nos rompa la salud, luego el sueño hay que cuidarlo a lo largo de todo el año. En este país tendemos a dormir poco y mal, así que, además de ponernos una alarma para levantarnos, a lo mejor tenemos que ponernos otra para avisarnos de que es la hora de acostarnos.
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Ajustar los horarios
-La vuelta al cole ya está aquí. ¿Se puede hacer algo más llevadera?
-Pues recuperar los horarios un poco antes es fundamental para que acusen menos esa vuelta. No tiene sentido que el día antes de empezar los niños estén hasta las 12 de la noche por ahí y poner un despertador a las 7 de la mañana; lo ideal es que hayamos ido ajustando los horarios adelantando cada día quince minutos la hora de acostarse y quince minutos la de las comidas, de tal forma que un par de días antes del colegio ya estemos en el mismo horario.
-Alguno se resistirá.
-Es muy importante validar sus emociones. Lo primero es preguntarles cómo se sienten, y si nos dicen «Jo, es que no me apetece», hay que validar esa emoción, decirles «Oye, es normal que te sientas así porque a todos nos gusta estar de vacaciones». Después, podemos ayudarles a hacer una revaluación viendo los aspectos positivos de volver al colegio: señalarles que van a aprender un montón de cosas, que van a volver a ver a los amigos o a hacer esas actividades que tanto les gustan.
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-Pero, a veces, esa resistencia puede indicar algo más.
-Así es. En torno a quince días o tres semanitas, se suelen habituar a la rutina, pero si ya vemos que es de forma muy continua, hay que valorar qué puede estar ocurriendo. Y aquí hemos de observar no solamente lo que nos dicen, porque hay niños a los que les cuesta verbalizar las cosas, sino si estamos viendo algún tipo de cambio. Por ejemplo, si están inapetentes o, por el contrario, empiezan a comer con ansiedad; si les cuesta más conciliar el sueño o tiene mucha somnolencia durante el día, incluso si empiezan a tener conductas un poquito disruptivas o están más apagadillos. Hay que observarlos muy bien para valorar y preguntar en el centro qué puede estar ocurriendo.
-¿Y cómo ha sido su vuelta a la rutina?
-A mí me gusta hacerlo progresivamente y volver una semanita antes de que todo el mundo se incorpore, y así me da tiempo a ir organizando y trabajando.
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