El reciclaje de mascarillas en Somonte puede alcanzar 1,5 millones de unidades al día

Todo está listo ya en el polígono de Somonte para empezar a esterilizar para su reutilización mascarillas sanitarias quirúrgicas, un elemento tradicionalmente desechable y cuyo coste apenas supera los diez céntimos de euro, pero que con la crisis del coronavirus se ha convertido en uno de los objetos más preciados del mercado e incluso causa de disputa entre países. Será en las instalaciones de la empresa de mantenimiento industrial Therman, habitualmente dedicada a trabajos de aislamiento, ignifugado y tratamiento térmico pero que junto otra veintena de compañías e instituciones -entre ellas el fabricante de autoclaves Olmar, la empresa de biotecnología Bioquochem, la Universidad de Oviedo y el Principado de Asturias- se vuelca estos días en el proyecto SPAIN, siglas que además de hacer referencia al carácter 100% español del proceso equivalen a su descripción como Sistema Presurizado, Antiséptico, Industrial y Neutro. En la nave ya hay montadas cuatro líneas de trabajo, con capacidad para esterilizar medio millón de mascarillas al día. «Pero si fuera necesario, tenemos capacidad para doblar el sistema e incluso triplicarlo», lo que permitiría alcanzar el millón y medio de unidades.

Se espera que lleguen de hospitales de toda España y de hecho en los últimos días han contactado para interesarse por el proyecto responsables sanitarios de Navarra, País Vasco y Galicia. Pero mientras empiezan a recibirse, se ultiman los procedimientos para que en su momento todo funcione a la perfección. «Para que lo haga bien es imprescindible la colaboración activa en origen. En los cuatro envíos que tuvimos para las pruebas nos encontramos con que la segregación en origen era bastante deficiente y de hecho tuvimos que descartar el 60%», explican los responsables del proyecto.

Para poder reutilizar las mascarillas -solo las que tengan gomas o lazos-, los sanitarios tendrán que quitárselas sin romperlas y depositarlas dentro de bolsas en los contenedores amarillos para residuos quirúrgicos, separadas de cualquier otro resto. «Agradecemos que no pongan en él las que estén rotas o manchadas». Después de que el centro notifique a los responsables del proyecto por correo electrónico que las mascarillas usadas están ya a su disposición, se recogerán en 48 horas.

Ya en Gijón, se hará un triaje para desechar las que no sirvan y el resto pasarán por un proceso diseñado a nivel de laboratorio por el doctor David Hevia y replicado en la nave de Thermann a gran escala, que incluye un primer tratamiento químico, otro termodinámico y finalmente el paso por un autoclave para lograr la completa esterilización «incluido el envoltorio» en el que se guardarán para su reparto a los hospitales o a las autoridades sanitarias.