Estados Unidos cancela contratos de vacunas de ARN mensajero por casi 500 millones
«Los datos muestran que estas vacunas no protegen eficazmente contra infecciones de las vías respiratorias superiores como la covid y la gripe«, asegura el polémico Robert Kennedy Jr, secretario de Salud y declarado antivacunas
El mismo hombre que el pasado mes de mayo aseguró, pese a estar al frente de la Sanidad estadounidense, que «mis opiniones sobre las vacunas ... son irrelevantes. No creo que la gente deba seguir mis consejos, ni siquiera los consejos médicos», anunció a última hora de este martes la rescisión por parte del Gobierno estadounidense de 22 contratos federales para vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm), una tecnología que fue clave para frenar la pandemia de covid y salvó millones de vidas. Los programas cancelados rondan los 500 millones de dólares.
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«Revisamos la ciencia, escuchamos a los expertos y actuamos», señaló en un comunicado el discutido secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., que añadió que «los datos muestran que estas vacunas no protegen eficazmente contra infecciones de las vías respiratorias superiores como la covid y la gripe». Los cambios afectan a la vacuna de ARNm contra la gripe aviar de Moderna, así como varias solicitudes previas de adjudicación de los gigantes farmacéuticos Pfizer y Sanofi.
A diferencia de las vacunas tradicionales, que suelen utilizan formas debilitadas o inactivadas de un virus, las inyecciones de ARNm introducen instrucciones genéticas en las células del paciente, lo que las incita a producir un señuelo inofensivo del patógeno y entrena así al sistema inmunitario para combatir el patógeno real. Katalin Kariko y Drew Weissman, los impulsores de esta vacuna, recibieron el Premio Nobel de Medicina en 2023.
Las conspiranoias de Kennedy
La decisión de Trump de poner al frente de la Sanidad estadounidense al representante díscolo de la trágica dinastía familiar desató las críticas entre los científicos. «Es como poner a un terraplanista al frente de la Nasa», afirmaron.
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Consumidor de cocaína y heroína en su juventud, el sobrino del que fuera presidente en los años sesenta tiene como objetivo declarado «volver a hacer a los estadounidenses la gente más sana del mundo». Sin embargo, ha puesto en duda que el cloro en el agua sea seguro y ha apoyado, cuando no liderado, movimientos que cuestionan la regulación y seguridad de los medicamentos. Incluso ha alimentado el bulo de los 'cheimtrails', el veneno que supuestamente esparcen las estelas que dejan los aviones.
En la misma sesión ante la Comisión de Salud en la que dijo que no era de fiar en cuestión de vacunas, se le preguntó también por la triple vírica, la fórmula que además de contra el sarampión protege frente a las paperas y la rubeola. Su respuesta fue igualmente preocupante. «No voy a decirle a la gente que todo es seguro y eficaz si sé que hay problemas», aseguró sin aportar prueba alguna.
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Una anécdota retrata al hombre que vela por la salud de los norteamericanos. En 2014 dejó en pleno Central Park el cadáver de un osezno que se había encontrado durante una cacería. Planeaba desmembrarlo y congelarlo, pero finalmente tanto a él como a sus amigos les pareció «una buena idea» dejarlo en el enorme parque situado en el corazón de Nueva York.
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