Los bomberos rescatan a Abu del interior del contenedor.

Rescatado un perro al que tiraron vivo a un contenedor soterrado en Valladolid

La protectora Defaniva busca un hogar para el animal, de 15 años, al que arrojaron dentro de dos bolsas de basura atadas en la calle Ferrocarril

ec

Domingo, 12 de abril 2015, 13:17

Los ladridos, como llamadas desesperadas de auxilio, amortiguados por las bolsas de basura, escapan del interior de uno de los contenedores soterrados de la calle Ferrocarril. Allí adentro, al fondo del todo, enterrado entre los residuos, está Abu, un perro de 15 años, sordo, con cataratas, el corazón grande. Enterrado en vida. Alguien le ha arrojado al contenedor, enclaustrado en una cárcel de plástico. Le han metido en dos bolsas del supermercado que han atado con fuerza para que Abu no pueda escapar. Están a punto de dar las nueve de la noche. Dentro de dos horas pasará el camión de la basura.

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Pero Abu ladra.

Una y otra vez. Quizá, allí afuera, haya alguien que le escuche.

Alguien como Miriam Jimeno. Ha salido a pasear con Merche, su chihuahua. Ysí, se ha dado cuenta de que hay un perro atrapado en el interior del contenedor soterrado. No es la única. Carlota Román, también vecina de la zona, lo ha escuchado cuando salía de tomar unas cañas con amigos. En torno a los depósitos de basura del número 20 de la calle Ferrocarril se congrega un grupo de personas preocupadas. Ya han avisado a la Policía. También a los bomberos, que intentan sin éxito sacar al animal. Hay que llamar a un trabajador del Servicio de Limpieza quien, con una llave, consigue elevar la plataforma en la que se ocultan los enormes cubos de basura.

«Los bomberos empezaron a sacar bolsas y bolsas... y al fondo del todo estaba el perro», explica Miriam. Algún desalmado lo ha metido en una bolsa del súper (ahora llena de las necesidades que se ha hecho encima el asustado animal)atada con un fuerte nudo y luego otra más encima para que no pueda escapar.

Miriam, Carlota y otros vecinos del entorno se han organizado para los primeros cuidados. Llaman a una protectora. Bajan de sus casas mantas y toallas para calentarlo. También comida y un poco de agua. La policía, mientras, le pasa el lector para comprobar que no tiene microchip. No hay por lo tanto nadie a quien inculpar del acto. Creen los vecinos, al ser el contenedor más cercano a la calzada, que seguramente se acercó en coche y arrojó la bolsa deprisa antes de salir a la carrera.

Tatiana Díez y Debora Rodríguez, de la protectora Defaniva, se acercan hasta la calle Ferrocarril para hacerse cargo del perro y llevarlo al veterinario. Los vecinos de la calle han hecho incluso una colecta para pagar el tratamiento. Y han creado un improvisado grupo de whatsapp por si pueden colaborar más adelante. A las 23:15 horas, el veterinario Alfredo Bravo lo atiende en Pelucán, la clínica de la calle Soto, en La Rondilla. Cuenta Rosa Rejas, la gerente, que afortunadamente el perro no sufre graves lesiones. Apenas una contusión producto de la caída (casi dos metros). «Tenía hipotermia, le pusimos bolsas de calor y reaccionó bien». La revisión desvela que tiene 15 años, cataratas, cardiopatía, sordera. «Todo ello producto de la edad. Está muy mayor». Lo han bautizado como Abu. Ahora mismo descansa en una casa de acogida temporal a la espera de un hogar que lo adopte, de una familia que se ofrezca para que Abu pase, bien cuidado, entre mimos y no entre bolsas de basura, sus últimos meses de vida (los trámites pueden hacerse en adoptarenvalladolid.com).

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La protectora Defaniva rescató, esa misma mañana, a tres cachorros arrojados a un contenedor de la avenida de Santander.

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