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El técnico del Sporting pasea por la zona del Puerto Deportivo, con el Palacio de Revillagigedo de fondo.

Asier Garitano, entrenador del Sporting: «Desde el primer día me he encontrado muy cómodo en Gijón, la gente es muy cercana»

«Como jugador he tenido grandes entrenadores en diferentes sitios. Aprendí que el trabajo del técnico es adaptarse a los sitios»

Iván García

Gijón

Domingo, 10 de agosto 2025, 08:23

–¿Cómo definiría Asier Garitano a Asier Garitano, más allá de los banquillos?

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–Creo que como una persona bastante cercana. Seguramente la gente ... que me ve de fuera piensa que soy serio, pero en las distancias cortas yo me considero alguien bastante abierto, más de lo que la gente cree.

–Lleva ya medio año en Gijón. Para alguien del norte, que ha vivido en ciudades costeras como San Sebastián, le resultará hasta un poco familiar el entorno, ¿no?

–Desde el primer día me he encontrado muy cómodo, con gente muy cercana. Mi primera toma de contacto fue ir a Mareo y recuerdo que la situación no era sencilla, lo notabas en los empleados y la gente del club. Pero también recuerdo llevar una semana y sentir como si llevase seis meses aquí por esa cercanía, predisposición a trabajar, a que todo fuese sencillo que tiene la gente del club. Me lo han puesto muy fácil desde que llegué.

–Como jugador, ¿vio siempre claro que su siguiente paso estaba en los banquillos?

–Tenía toda la pinta. A mí de pequeño me gustaba la pelota vasca, pero en el Athletic me dejaban compaginar las dos cosas. Desde los 10 hasta los 23 años estuve en Lezama y ya en la época de juvenil me daba cuenta que yo era diferente en cuanto a inquietudes. Me interesaba más que mis compañeros por qué hacíamos tal cosa y no la otra y grababa los partidos. En el pueblo, cuando nos juntábamos a jugar partidos los equipos los hacía yo. Creo que desde los 17 años o así siempre he tenido la inquietud de por qué se hacían las cosas. Luego me formé y tuve la suerte que los últimos años en Alicante pude hacer los cursos de entrenador con un gran cuerpo técnico.

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–Allí estuvo de ayudante y segundo entrenador de técnicos bastante relevantes y que también han hecho carrera, como José Bordalás.

–Estuve con Bordalás, con Felipe Miñambres, con Álvaro Cervera... Con mucha gente que pasó por aquel club más los entrenadores que he tenido en Lezama. En esos años me dije que iba a intentarlo.

–Está muy de moda hablar de que un entrenador es discípulo de otro. No sé si en su caso hay algún técnico que haya ejercido más influencia...

–No, yo creo que he tenido la suerte de tenerlos muy buenos desde que estaba en el Athletic. Hay jugadores que dicen que si no llega a ser por este entrenador habrían llegado a no sé dónde, pero yo no. Además de buenos entrenadores, eran buenos educadores. He tenido grandes técnicos en diferentes sitios y seguro que se te queda algo inconscientemente de cada uno. Aprendí que el trabajo de entrenador es adaptarse a los sitios. A los materiales que puedas tener, a los jugadores... No es lo mismo entrenar al Orihuela que a la Real Sociedad, en Gijón que en Tenerife. Hay situaciones en las que te tienes que adaptar y yo es lo que por lo menos intento.

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–Criado en el Athletic, jugador del Eibar y entrenador de la Real Sociedad y el Deportivo Alavés. ¿Qué responde cuando le preguntan de qué equipo es?

–Es difícil para mí (se ríe). Yo me he criado en Lezama y le tengo un cariño al Athletic fuera de lo normal. He pasado catorce años allí. Luego salgo de Bilbao y estoy en muchos sitios. Y como guipuzcoano entrenar al equipo de la provincia, la Real Sociedad, pues ni te cuento... Como dices, también he entrenado al Alavés, soy accionista del Eibar y he jugado allí. Cuando me preguntan que con quién voy en el derbi vasco, si Real o Athletic... ¡Pues quiero que le vaya bien a los dos!

–Como entrenador lleva más de 400 partidos y más de una década instalado en el fútbol profesional. ¿La ilusión sigue intacta?

–Sigo teniendo ese cosquilleo que te marca que ya viene el inicio de la competición. Cuando empieza la pretemporada estás relajado. Vives en estas instalaciones, con gente joven, te pagan... Piensas que es la bomba, pero es mentira. Te falta algo. Te falta ese nervio, ese que te chillen, que te digan que eres un inútil. Ahora ya estamos en ese momento que vas mirando lo que ha hecho el Córdoba, lo que ha ha puesto, si ha cambiado mucho del año pasado...

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–¿Siente ya esos nervios por ver cerca el primer partido?

–Estoy relativamente tranquilo, pero llegarán.

La ciudad y la 'Mareona'

–¿Con qué se queda de la gastronomía asturiana?

–¡Con todo, solo tenéis cosas buenas! La fabada, el cachopo, las sidras, el pote... ¡Y abundante. Demasiada cantidad! Aquí en Asturias tenéis todo. Montaña, playa, buena temperatura, buena comida... No hay que decirlo mucho, que se viene toda la gente.

–Y de Gijón, ¿tiene ya rincón favorito?

–Es una ciudad que me parece muy chula para andar. Tampoco he tenido mucho tiempo. A veces algún domingo, que si he ido a algún pueblo o ahora hace poco a los Lagos de Covadonga. Me gusta mucho de Gijón que siento que es una ciudad con mucho ambiente. Y luego siento que es muy cómoda, porque es una ciudad muy llana para andar, como San Sebastián.

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–No hemos tocado casi el tema de la afición. Este año, más de 22.000 socios y eso que el equipo viene de una temporada no muy esperanzadora y habiendo visto al eterno rival celebrar el ascenso a Primera...

–No me ha extrañado. Es que el Sporting es esto, la afición no va a dejar al equipo y el año pasado ya lo dije. A mí esto no me parece una mala situación, también te digo. El año pasado que estábamos bastante peor la respuesta de nuestro público fue una pasada. ¿Afición exigente? Como debe ser en el Sporting. Es exigente y tiene que ser así, pero la gente es inteligente. A estos hay que ayudarlos, lo saben. Pero el aficionado del Sporting cuando haga falta te va a ayudar. Si le das porque le das y si te ve en dificultad porque sabe que te tiene que ayudar.

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–Y más allá de lo futbolístico, ¿está satisfecho con su vestuario?

–Mucho. Es un buen grupo. Es un equipo obediente, muy trabajador, que se queja poco o nada. Les estamos apretando, pero la respuesta de ellos es siempre muy buena.

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