«Falta información, ¿qué va a pasar con los bajos?»
El proyecto de transformación del estadio genera suspicacias entre los negocios de la zona, que emplean a cerca de 200 personas
Confusión, falta de información y hasta incredulidad. Los empresarios de los bajos de El Molinón reecelan del proyecto de transformación del estadio presentado por el ... grupo Orlegi con vistas al Mundial 2030, que llegan a tildar de «disparatado» para una ciudad como Gijón. Se preguntan qué ocurrirá con la decena de negocios actuales –que emplean a alrededor de 200 personas– si sale adelante el proyecto para convertir el estadio en todo un complejo deportivo y comercial mediante una ampliación de la superficie del actual campo de 27.000 a 35.000 metros cuadrados.
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Es el caso de Belén Zapata Pérez, directora de la academia SVida Formación. Abierta en 2014, emplea a 27 personas y tiene cerca de 400 alumnos. «Considero que hay muy poca información, es una obra disparatada para Gijón y por supuesto nadie nos ha dicho qué podrá suceder con los bajos comerciales», señala. «El proyecto me parece inviable, ilógico para esta ciudad», reflexiona, si bien sí vería óptimo «reformar las gradas o algo así, que me imagino que es lo que acabará ocurriendo».
La pretensión de Orlegi es dar más vida al entorno de El Molinón con la creación de una nueva zona comercial, además de un museo y un hotel. Pero tampoco esto convence a Zapata, quien asegura que «vida ya tiene desde la reforma de hace unos años, que fue fantástica: basta verlo, no tenemos sitio para aparcar y hay mucho ambiente». Y recuerda que «el mexicano –Alejandro Iraragorri– compró un equipo, pero el suelo y el estadio son del Ayuntamiento».
Coincide con ella Cesáreo Eijo, propietario de los negocios de hostelería Tierras Gallegas y la parrilla Lúpulo, que emplean a 34 y 25 personas, respectivamente. Señala que «hay una concesión, unos contratos que generan unos 100.000 euros en rentas mensuales y que en caso de rescindir tendrían que indemnizar. A mí me quedan 16 años en Tierras Gallegas y 19 en Lúpulo», explica. «Si quieren ser sede del Mundial y aumentar 10.000 plazs más pueden hacerlo sin interrumpir el funcionamiento normal, pero otra cosa es tirar El Molinón, lo que sería un inconveniente gordo para nosotros».
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«No es solo indemnizar en función de la facturación, sino por todo lo que es levantar el negocio y porque un sitio como este en cuanto a ubicación no lo hay». El empresario considera que vista la cantidad de negocios –restaurantes, oficinas, un gimnasio, una clínica, un supermercado y la ya mencionada academia– y dado que «el estadio es municipal y no está en una finca privada, sino en terreno público» en este asunto «aún hay mucha tela que cortar». «Creo que es un proyecto demasiado grande como para llevarlo a cabo», apunta el encargado de Lúpulo, Iván Barredo, quien considera todo «bastante confuso» por ahora.
«No me creo nada»
«No me creo nada y no lo creeré hasta que no lo vea hecho», dice, tajante, Paco García, propietario del Carling Goal. A su juicio, «lo mejor que hacían era subir antes el Sporting a Primera». También él considera desmesurado un proyecto de 300 millones de euros para Gijón, «cuando hay otras prioridades en la ciudad». Y plantea también que «para cerrarnos los negocios antes tendrán que llegar a un acuerdo con nosotros». Yasser Iraola es uno de sus once empleados y considera que «al ser una obra tan grande la que requiere nos deja en una situación algo comprometida», si bien estima que «si se mantienen los negocios actuales a largo plazo podría ser beneficioso que hubiera más vida».
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Así lo ve también Bernardo Alonso, propietario de La Cañada Real, para quien «todo lo que sea una opción de mejora y desarrollo de la zona siempre es bueno para todos». Eso sí, matiza, «no veo problema siempre que cada euro que se gaste sea privado y público solo se mantengan los terrenos y el estadio», aunque «por el momento no hay que adelantar acontecimientos porque desconozco cómo quieren llevar a cabo el proyecto».
¿Qué opinan los usuarios?, Laura Martínez Alonso, de La Calzada, considera «beneficioso lo que ayude a que la ciudad crezca a nivel laboral, cultural y turístico» pero al mismo tiempo considera que «hay otras prioridades». Mailyn Martínez, de Tremañes, cree que el proyecto «no será realizable si no es a base de patrocionios» y Aitana Pérez considera excesivo el gasto requerido y, dice, «no veo lo de ponerle un nombre comercial».
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