¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
La grada rojiblanca celebra el tanto del empate. Miembros de la peña La 1905, en la previa. Aficionados rojiblancos llegando a las instalaciones de Lezama.Miembros de la peña Casa Kilo, junto al autocar. Kiko Monterrey y Rodrigo, de El Puente, con amigos. Adrián Barro y David González fueron desde Laviana. Víctor, Gabriel y Santiago, familia de Bernabé Pendás.Otra expedición de la peña La 1905, en Lezama.Patri González y Paloma Ordieres, antes de comer. Marcos González y María, con Marcos y Rodrigo.Fernando Campomanes y José María Álvarez. Luis Coto junto a su amigo Jesús Portillo, del Athletic.Lucía, Ana y Fabián, con el arco de San Mamés al fondo.Miembros de Sentimiento Rojiblanco, en Bilbao.Antonio Riestre, Alberto Fernández y Manuel Díaz. La familia Giraldo Crespo, ante el campo 2 de Lezama. Javi García, con Alberto, Amelia, Miguel y Diego. Nacho Pérez, Pablo Infiesta, Pablo Solar y Jorge Hevia. LOF

«¡Sporting, juegas en casa!»

Primera 'Mareona' desde la covid. Cerca de 400 sportinguistas animaron, sufrieron y empujaron al equipo de Gallego hasta conseguir el punto en Lezama

JAVIERBARRIO

Domingo, 3 de octubre 2021, 01:12

A las seis de la mañana salimos», precisaban Adrián Barro y David González al mediodía. Dos sportinguistas de Pola de Laviana, la avanzadilla de la 'Mareona', que congregó ayer en Lezama a cerca de 400 aficionados. Muchos tuvieron que ingeniárselas para conseguir una entrada, aunque el Amorebieta puso todo tipo de facilidades. Así, en una grada prácticamente entera del campo número 2 de las instalaciones del Athletic, plantó su bandera el sportinguismo, chocante con el blanco inmaculado de su grupo de jugadores.

Publicidad

Hubo planes para todos los gustos, buscando exprimir al máximo el sábado en el País Vasco, pero la mayoría optó por el viaje directo a Lezama, recorriendo el pueblo y los alrededores de las instalaciones del Athletic. Otros, como la delegación de la peña Sentimiento Rojiblanco, hicieron una parada en Bilbao. Y alguno hasta se fue incluso a conocer Amorebieta, el domicilio real del equipo de Íñigo Vélez, quien se pasó un buen rato de la previa hablando con Gallego. La calma antes de la tempestad.

Marcelino y familia de Pedro

Algunos aficionados se citaron a última hora de la mañana en la Sidrería Lezama, el establecimiento hostelero que convive puerta con puerta con las instalaciones del Athletic. Los más madrugadores hasta coincidieron con Marcelino García, que dirigía un entrenamiento regenerativo tras la victoria en la noche anterior de su equipo contra el Alavés en San Mamés. Saludó a varios sportinguistas y, después, se trasladó hasta Asturias, desde donde siguió el partido de Lezama. Con la expedición sportinguista llegaron al campo el presidente Javier Fernández, los consejeros Ramón de Santiago y Fernando Losada, y Joaquín, además de Javi Rico, el director deportivo. Todos vieron el calentamiento del equipo desde los banquillos.

«¡Porque este año subimos a Primera y pobre del que quiera robarnos la ilusión!», se escuchó una y otra vez antes de que el balón comenzara a rodar. Hubo también guiños al eterno rival, al derbi. Y por supuesto, a la liberación de la 'Mareona', aunque fuera todavía en un pequeño porcentaje. «¡Sporting, juegas en casa!», se repitió varias veces. «¡Que bote, que bote, que bote El Molinón!», se gritó después.

Pero tocó sufrir y resoplar. Mucho sportinguista ilustre las pasó canutas en el campo número 2 de Lezama, en el que estaban el padre de Pedro Díaz, José, así como algún familiar más. El mediocentro les saludó a la conclusión del partido. También estuvieron los familiares de Bernabé Pendás, histórico sportinguista, cuyo lema era «Dios, familia y Sporting». Por ese orden. Y nada más. Desde San Esteban de Pravia llegaron, por otra parte, Rodrigo, el de El Puente, y un numeroso grupo de amigos. También fue importante la concentración de la peña La 1905, con 'Milinko' a la cabeza.

Publicidad

Con la vorágine del partido, hubo un pequeño roce entre un grupo de aficionados locales y otro del Sporting. Música de viento. Quedó en nada. Como la gráfica protesta de Mariño a la amarilla de Villalba. «¡Pero que es así!», señalaba con el brazo a media altura para indultar al valenciano. Y tras 81 angustiosos minutos, el sportinguismo al fin pudo celebrar a grito pelado el gol salvador de Villalba, que se fue directo hacia la grada, lo merecía la 'Mareona'. Un año y medio después, en la carretera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad