Las puntuaciones a los jugadores del Sporting de Gijón: Nacho Martín brilló en el desconcierto

El objetivo del 'play off' estaba imposible antes de que el Sporting de Gijón perdiera contra el Albacete (0-2). Ahora, hasta los creyentes están convencidos de que la lucha es la permanencia. Ayer, entre los desatinos del míster, el desaguisado del juego, la falta de eficacia y las ingenuidades defensivas, en El Molinón sonaron las alarmas.

Rubén Albés sorprendió con la alineación al prescindir de Gelabert y mantener a Caicedo. El partido no empezó mal, pero lo complicó Róber Pier con una frivolidad absurda. A continuación, quitar a Nico Serrano fue otro error. El Sporting derrochó voluntad, pero estuvo muy precipitado. Nacho Méndez se cansó de perder balones y desesperó a la grada. Tampoco Dotor se enteró de la fiesta en un equipo con delanteros que tienen la brújula perdida. Para colmo de males, Maras hizo un penalti ingenuo. El Albacete, ordenado y preciso, se adelantó en el marcador con poco.

La mejoría del segundo tiempo con Gelabert escorado fue gaseosa. El míster arriesgó en los cambios, pero no hay quien meta un gol. El árbitro adornó la verbena. No señaló un penalti a Dubasin antes de que el VAR le avisara del que le costó la roja a Yáñez y la suspensión momentánea por lanzamiento de botellas. El nuevo fútbol es así. El Sporting tiene una complicación muy seria. Que Irarragorri nos diga quién la soluciona.

Aceptable en la primera parte, asumió el mando tras el descanso. Aguantó el balón, tuvo empuje y asistencias. Brilló en el desconcierto.

Realizó una parada excepcional. Destacó por su buena colocación. Salió tarde y mal en la acción del último penalti, que le costó la segunda amarilla.

Combativo, pero precipitado. Hizo mucho desgaste en subidas al ataque en un partido alocado. Acabó agotado. Físicamente está tocado.

Expeditivo, pero revolucionado en ocasiones, como en la del primer penalti, absurdo en una jugada sin peligro. Lo fía todo a la contundencia.

Empezó con dudas en las vigilancias. Complicó el partido a su equipo con una entrada ingenua como último defensor tras perder la posición.

Mantuvo la posición y asumió protagonismo para llevar el control de la zaga, sacando el balón jugado. Pasó apuros. Se confió en el segundo penalti.

Salió con el sitio perdido. Cometió numerosas pérdidas de balón. Estuvo en su línea parsimoniosa. La grada lo abroncó en varias fases del partido.

Desdibujado, con un estilo blando, sin ninguna consistencia. En el primer tiempo estuvo desaparecido. Luego tuvo un papel indefinido.

Tuvo movilidad y mucho entusiasmo, pero le faltó acierto. Le hicieron un penalti, pero antes se tiró varias veces. Los engaños se pagan. No fue resolutivo.

Remató un par de balones y creó alguna complicación al rival por su corpulencia, pero estuvo muy aislado, sin finalizar nada. Muy combativo.

Empezó bien, con un par de amagos ante una defensa cerrada, pero fue el sacrificado tras la roja a Róber Pier, en un relevo equivocado del míster.

Cubrió aceptablemente su parcela y se sumó con frecuencia al ataque, aunque con irregular fortuna en los balones centrados. Pisó el área rival.

Tuvo algunos destellos, dentro de una línea de altibajos en un partido revolucionado. Se dejó notar, pero con dificultades para encontrar espacios.

Ofreció movilidad, pero sin efectividad, por falta de ocasiones de disparo. Lanzó una falta de forma espectacular. Se enseñó en un partido dislocado.

Cumplió como central. Se desdobló en algunos intentos de remate en estrategias, pero no es su mejor faceta. Cubrió el expediente.

Más voluntad que acierto. Saltó al campo con un talante revolucionado, pero no encontró opciones de remate. Una labor insulsa.

Su planificación falló por el centro el campo. La roja de Pier lo descentro. Arriesgó con los cambios en un equipo desordenado. No está lúcido.

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