Sporting | La prueba del algodón de Málaga

El algodón no engaña y el que se mimetiza este mediodía con el verde de La Rosaleda, en una achicharrante sesión vermú a la vera de la Costa del Sol (12 horas), fiscalizará si el Sporting iba de farol el pasado fin de semana o, si por el contrario, mostraba el germen de un equipo resultón y competitivo que está por llegar. Pero con una versión, eso sí, más completa, redonda y estable en el tiempo. En un partido de emergencia y necesidad a partes iguales, José Alberto buscará su primer triunfo como forastero esta temporada. Le cuesta al equipo, que solo aguantó el tipo en Montilivi, competir lejos de El Molinón. No gana de momento en los viajes ni consigue cerrar la cremallera ante Mariño. Hoy tiene una ocasión de oro para hacerlo y respirar. La tensión del descenso, aunque sea temprana, agobia mucho a un punto.

La hora de partido que ofreció el Sporting ante el Racing, afeada por un final de vuelta a las andadas, resultó inspiradora. Un lienzo blanco sobre el que trabajar. Con Manu García abotonado al enganche por primera vez desde la titularidad, con dos bandas auténticas, el Sporting de José Alberto fue lo que prometía el Sporting de José Alberto. Un equipo rápido, con gusto por el balón y de trayecto vertical. Solo le faltó agarrar mejor el estoque, sobre todo a 'Djuka', para derribar al equipo cántabro, empotrado durante esos largos sesenta minutos de buen fútbol. A partir de ahí, con los cambios que se fueron introduciendo sobre la marcha y el gol del empate cántabro, la propuesta tartamudeó, con una peligrosísima inversión de los papeles del reparto. De superviviente afortunado pasó el Racing a relamerse con el triunfo. Tan brillante como (luego) calamitoso resultó el Sporting, aunque las causas de lo segundo parecen detectadas.

A esa prometedora hora inicial se ha agarrado con uñas y dientes José Alberto en un momento incierto. Como le sucedió a Baraja en el Metropolitano ante el Rayo Majadahonda, al entrenador rojiblanco le hizo mucho daño el tortazo que se llevó su cuadrilla en Las Palmas. Obvio que por el resultado, pero más por la raquítica impresión que dejó su Sporting, sin balón ni ocasiones. Todo eso, con los matices de un inicio de calendario atípico, ha empujado al proyecto hacia la parte baja, dándose codazos con la pelea del descenso, con una importante preocupación en los despachos. La única receta para salir del embrollo transitorio está en los resultados.

La primera oportunidad de enmienda está en La Rosaleda, un erial para el Sporting desde la refundación del Málaga, en 1994. Buscarán los rojiblancos el triunfo rupturista lanzados por el 4-2-3-1, al que José Alberto calzará a Javi Fuego y Damián, ausentes frente el Racing de Santander. Dos piedras angulares en el esquema, sobre todo el totémico mediocentro, que busca su mejor versión. En cualquier caso, no están del todo descartadas las novedades, en otra fase del calendario de acelerón. En ocho días se disputarán tres partidos. A Fuenlabrada llegará el equipo el próximo domingo con la lengua fuera y apenas dos días para preparar la cita. Esa singularidad puede forzar cambios, como la entrada en escena de Pablo Pérez, aunque a primera vista se intuye que perseverará con lo razonable.

Necesita ganar crédito José Alberto en una fase del calendario delicada e importante para él. Y el de hoy no será un combate sencillo, necesitado el Sporting y necesitado el Málaga, también calentándose los pies con el descenso y librando una batalla de vida en los despachos. No hay seguridad ahora mismo de que el club andaluz, que solo tiene inscritos diecisiete profesionales, pueda terminar la temporada. Hoy desfilará mucho canterano por La Rosaleda o extranjero moldeado en la base del Málaga.

La gestión del polémico jeque Al Thani permitió al Málaga vivir por encima de sus posibilidades al principio, incluso un efímero sorbo de la 'Champions', pero el despertar del sueño ha sido terrible. La institución lleva varios años en un proceso de descomposición sin final, con su propietario como detonante. Nadie sabe qué sucederá dentro de unos meses, aunque en la última semana se han registrado movimientos.

Con lo que tiene, que tampoco es poca cosa, Víctor Sánchez trata de construir un grupo resistente. Atornillado atrás por Luis Hernández, estirado con sus potentes saques de banda, y coronado en ataque por el talento y poso de Adrián. El futbolista madrileño ha conseguido quitarse la etiqueta de 'hijo de', convertido en un pelotero de nivel y muy respetado en el fútbol. Es líder, creador, asistente y goleador. Un incordio para este Sporting que necesita como el comer despegar de una vez por todas este mediodía. Y superar la prueba del algodón.