«Hay que ir a por todas a Vitoria, 'Pitu'»

La cita con 'El Pitu', quien ganó el trofeo en cuatro ocasiones –el que más junto a Ablanedo–, se produce cerca de su 80 cumpleaños, que será mañana. El entrenador del Sporting le acompaña de forma cariñosa, en un encuentro del que es testigo EL COMERCIO, en una celebración anticipada. «El cumpleaños va a ser cuando vosotros estéis jugando contra el Alavés», le recuerda al técnico. «¿Viajas a Vitoria?», le pregunta Abelardo. «No, yo no, pero sí que viaja la gente de la peña (Miluca, en honor al exfutbolista)», responde Alonso. «Mucha suerte, a ver si se puntúa», agrega.

La historia de su cumpleaños tiene miga. El nacimiento de Miguel Ángel Alonso Muñiz, el 22 de octubre de 1942, fue inscrito en los registros civiles del momento dos días después. «Oficialmente habría nacido el 24, pero, no, nací el 22. ¿Por qué me inscribieron un par de días más tarde? Cosas de la época, que no era como ahora», se encoge de hombros a la vez que relata la peculiar anécdota.

«Hay que ir a por todas a Vitoria, a ver si el equipo sigue igual», continúa Alonso, quien, confiesa, no ve los partidos del Sporting. «No puedo», remarca a EL COMERCIO. «No puedo porque me pongo muy nervioso. Fíjese lo que son las cosas que, cuando jugaba al fútbol, no me ponía nervioso nunca. Pues ahora, todo lo contrario, no puedo ver los partidos del Sporting. Hace igual más de un año que no voy a El Molinón, desde un partido contra el Almería. Estuve en la presentación del Grupo Orlegi, que nos invitaron, pero no en los últimos partidos. Me pongo de los nervios en la grada», completa.

Pero está al corriente de todo. Porque alguna miradilla al televisor, de cuando en cuando, cae. «Vi un poco del partido del otro día, luego lo quité. Veo también los resúmenes», confiesa, sabedor, con todos los detalles, del costalazo que se pegó el Sporting en Los Cármenes y de la victoria, unos días después, contra el Eibar en El Molinón. De hecho, un poco antes del encuentro con Abelardo está charlando de las andanzas del equipo con Churruca. Luego recibe la felicitación telefónica de Joaquín. «Estoy al tanto de todo», se sonríe Alonso, defensa central –comenzó como lateral derecho– en su época de futbolista. Como 'El Pitu'.

«Eran otros tiempos», contextualiza, señalando las dos piernas. En el cuádriceps de cada una tiene una larga cicatriz que le recuerda que cualquier tiempo pasado no siempre fue el mejor. «Diez meses estuve parado por una lesión, de la que me tuvieron que operar, y otros diez, por la otra», explica, mientras desea que «a ver si este año, con Abelardo, se logra el ascenso». 'El Pitu', por su parte, ya tiene la mosca detrás de la oreja. Sabe como nadie lo que se cuece en Mendizorroza y en el Alavés, al que dirigió dos temporadas y media, y con el que se cruzó ya en pretemporada. «Hay un rival que está haciendo las cosas muy bien. Sé en carne propia lo que es jugar en 'Mendi'. Es un poco para nosotros como jugar en El Molinón», alerta. «Vienen dos salidas muy complicadas. El Alavés se parece más al Eibar que al Granada», subraya Abelardo.

Queipo, Diego y Nacho

Pese a que jura que no ve partidos del Sporting completos, Alonso sabe de sobra de la evolución de Queipo y de Diego Sánchez. Y del estreno de Nacho Martín. «Está bien que esos chavales vayan entrando en dinámica, pero siempre arropados por los más veteranos. Abelardo seguro que los cuida mucho para que el salto no sea tan grande», considera desde la distancia el exfutbolista, fichado por el Sporting en 1961. «Quince días antes de que el equipo fuera a Mallorca y pasara lo de la 'perrona', las tres cruces de Ortiz. Yo era juvenil y no me tocó ir», desempolva.

Alonso llega a El Molinón acompañado por el histórico primer Molinón de Plata, que Abelardo observa con detalle. «A la regularidad», se puede leer en la inscripción. 'El Pitu' lo alzó en cuatro ocasiones, con el reconocimiento unánime de las peñas aglutinadas en la Federación, que otorgaron el de la temporada 2020-2021 a Djuka. Y el de la anterior, a Mariño. Estos dos ganadores, como el de la pasada temporada, que aún tiene que decidirse, no han sido entregados todavía. Entre la pandemia y el cambio en la propiedad se ha generado ese salto, vacío, en el tiempo, que deberá de corregirse en los próximos meses.