Un Sporting a galope tendido, con Guille Rosas de gatillo y un Gelabert estupendo, desarmó al Zaragoza. Los maños arrancaron musculosos, pero terminaron ... en los huesos tras el puñetazo del bravo lateral, todo 'rock and roll', y la expulsión merecida de dos de sus jugadores: Clemente y Lluís López. Fue meritorio el equipo a un triunfo más holgado, que le permitiera ponerse la bata de andar por casa en el partido, pero suspiró hasta el final por esa delgada línea del 1-0. Perdonó, aunque esta vez cantó victoria, amortiguando el golpe del Heliodoro y encadenando, de paso, dos jornadas de cosecha.
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Albés retocó lo justo la selección de personal de Tenerife. Al once calzó a Juan Otero, ya recuperado, en pos de más frenesí. Caicedo, oxidado visto lo visto, inició la tarde subido a la banqueta. Para empezar, los maños se manejaron como un equipo bien construido. Tocón y agrio en la presión. El Sporting, en la versión más 'albesiana'. Poca retórica. Fútbol disparado. Más cómodo acumulando jugadores en el territorio maño que en el suyo, con Olaetxea y Curbelo soltando algún 'gallo' en el patio trasero. Suspiros y más suspiros con una línea flojeras. Mario Soberón, el gran goleador de los forasteros, empezaba la tarde de miranda con los suplentes del Zaragoza.
Sporting de Gijón
Yáñez; Guille, Curbelo (Nacho Martín, m. 40), Róber Pier, Pablo (Cote, m. 89); Olaetxea; Gelabert, Nacho (Campuzano, m. 89); Dubasin, Otero (Caicedo, m. 75) y Queipo (Bernal, m. 75).
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Real Zaragoza
Poussin; Calero (Luna, m. 81), Lluís López, Bernardo Vital, Clemente; Aketxe (Tasende, m. 53), Francho, Toni Moya, Liso (Adu Ares, m. 78); Bazdar (Soberón, m. 46) y Marí (Iván Azón, m. 46).
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Goles: 1-0: minuto 27, Guille Rosas.
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Árbitro: 1-0: minuto 27, Guille Rosas.
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Incidencias: 16 grados centígrados al inicio del partido, con tarde fresca, aunque soleada, césped en irregular estado. Nacho Méndez y Lluís López, capitanes. Sacó el Sporting.
A una intentona de Queipo, desviado, la siguieron dos pellizcos de los maños. Las balas silbaron cerca de Yáñez en un par de situaciones pilotadas por Marí. Un primer remate mordido. Y un centro venenoso de Bazdar que envió a córner Olaetxea, con el delantero visitante de patrulla. Francho se quedó a dos pies de embocar tras el saque de esquina y un cabezazo. En las pérdidas en su terreno fue reincidente el Sporting, que activó un hilo musical de murmullos y silencios y pasó algún que otro apurón en los diez minutos iniciales. Acorralado por la presión, con el pie torcido, no terminaba de desplegarse. Tampoco de empujar al Zaragoza hacia su campo. Su arranque perdía gas ante un oponente que estuvo a punto de marcar en una carrera de galgo de Francho, tras un extravío peligroso de Queipo. Entre medias ya hubo de Gelabert. A un tris de cantar bingo con un parabólico derechazo.
No pintaba bien la tarde para el Sporting. Hasta que Guille, posiblemente el mejor futbolista de este inicio de temporada, se fue a una aventura imposible. Lanzado por Gelabert, ideó una carrera larga, aunque se le cruzó Clemente. Pero, cabezón como es, insistió. Le despelotó con su presión, enfiló un camino diagonal hacia el área, regateó a Vital y reventó la portería. Un golazo de un futbolista creciente. Tan extraña fue su suplencia en buena parte del curso pasado como su situación contractual, sin renovar de momento.
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El sopapo, por lo inesperado, no sentó bien al Zaragoza. Y aunque el Sporting siguió enredado con la pelota, que extraviaba con facilidad, comenzó a expresarse como le gusta a su entrenador. Sin divagar, directo al mentón. Antes del intermedio, al que llegó el Zaragoza clamando por una tregua y ansiando el martillazo indicador del final del asalto, el equipo se desmelenó. Contabilizó hasta cuatro ocasiones meridianas para el 2-0: dos de Dubasin y otro par de Queipo. Gelabert y Guille Rosas, desde el lateral, los interruptores de todo. Los 'MVP', activadores del caos que achicharraba a la tropa de Víctor Fernández, con el morro torcido. Entre ese exuberante despliegue se coló una decisión llamativa: la lesión de Curbelo no provocó el estreno de Maras. Albés apostó por sus elementos de confianza. Metió en el partido a Nacho Martín y clavó a Olaetxea, central de quita y pon, atrás. Un cambio en la puesta en escena.
A la continuación se presentó el técnico maño con dos cambios. Pero un error de Clemente, protagonista en demasiadas fotos y que salió con el sonajero, dejó El Molinón más empinado al Zaragoza. Dubasin, siempre peligroso, le asaltó tras un error en una cesión del lateral visitante, de último, a Poussin. El defensa no pudo más que derribar al delantero. Roja directa sin 'peros'. Pablo pudo marcar en la falta. Y Queipo, en una acción de tiralíneas, un puñado de minutos más tarde, también casi. El canterano persiguió el gol, meritorio, pero se le negó.
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Segunda roja
En superioridad, el Sporting empezó a jugar en zapatillas, sin las distancias de la tabla. Lanzando a la contra una y otra vez, achicando el Zaragoza casi todo el rato. Otro zurriagazo de Otero fue rebotado por los puños de Poussin, a destajo. La peor noticia, el 1-0. Los fantasmas del Heliodoro, aullando dentro del armario. Perdido, a base de cambios, el Zaragoza intentaba concentrar muchos futbolistas en el perímetro de Yáñez cerca de los veinte minutos finales. Algún 'uy' pasajero hubo, como un cabezazo de Lluís López. Pero el Sporting echaba ya valeriana al choque. Toque y toque, ventilando piernas con Caicedo y Bernal.
A los diez últimos minutos se llegó con una exhibición de Gelabert. Piernas largas y recursos técnicos para enloquecer al Zaragoza. Un tiro de Dubasin se relamió con el segundo en una buena faena de los Nachos. Sobre la prolongación, Campuzano y Cote entraron en juego, con el equipo recreativo. Soba que te soba. Lluís López fue expulsado también por una dura entrada sobre Caicedo. El Sporting perdonó y perdonó la sentencia. Pero cantó victoria.
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