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Furaco en una de las últimas cubriciones a Tola. :: FUNDACIÓN OSO
Asturias

A Furaco se le acabó el amor

Tola lleva cinco semanas negándose a copular con el oso por un celo «anómalo» que hace casi imposible lograr descendencia

R. MUÑIZ

Martes, 29 de junio 2010, 04:36

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La paz vuelve al cuerpo de los osos asturianos: después de un mayo donde acostumbran a concentrar sus montas, junio expira decretando el final de la época de celo. Sólo en una ocasión se ha observado a una pareja de plantígrados cantábricos copulando en pleno junio, pero aquello ocurrió hace ya 22 años.

Esta vez, el resultado de tanta líbido es discreto para la pareja más popular de la especie. De las 19 cubriciones que Tola y Furaco protagonizaron en 2009 la relación se ha enfriado hasta las seis de esta temporada. «Él todavía intenta arrimarse un poco, pero ya va sin convicción», explicaban ayer los trabajadores de la Fundación Oso de Asturias (FOA). No es para menos. El macho traído de Cabárceno con la misión de copular acumula ya cinco semanas recibiendo calabazas. La hembra sólo concedió montas entre el 16 y el 20 de mayo y a estas alturas, parece que hasta el propio Furaco empieza a dudar de sus posibilidades.

Ante semejante situación, los trabajadores de la FOA tienen previsto iniciar en breve las labores para acondicionar el cercado exclusivo de Furaco. La idea es repetir los protocolos de la temporada pasada y separar al macho de las hermanas. Esta división por sexos se ejecutaría dentro de un mes y se hace para evitar un asesinato: si Tola finalmente está preñada y da a luz, existe la posibilidad de que el padre intente perpetrar un infanticidio.

Así ocurre al menos en los montes asturianos: algunos machos acaban con sus crías. Según los estudios de la Fundación Oso Pardo (FOP), los osos intentan con ello «mejorar sus expectativas reproductoras», es decir, buscan librar a las hembras de las labores de la crianza para que así, sola y sin descendencia, experimente nuevos episodios de celo.

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Montas de 20 minutos

Pero, ¿existe alguna posibilidad de que esta vez sea la buena? Los trabajadores de la FOA asumen que el celo de Tola «ha sido anómalo», pero se agarran a un dato: «Aquí registramos como monta todo intento en el que el macho pase al menos un minuto sobre ella; el año pasado la verdad es que hubo algunas que realmente duraron poco más, pero en esta temporada todas han sido muy buenas, las seis se han prolongado entre 20 y 23 minutos».

Sin embargo, hay otro dato para el escepticismo. Según describen los textos de la FOP, es habitual que las osas cantábricas tengan dos «rachas de celo». La primera sirve para activar el aparato reproductor. En cambio es «en el segundo periodo de aceptación del macho en el que ya se produce la ovulación y, por consiguiente, la posibilidad de gestación».

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