El Garrapiellu, asturianía a pleno pulmón

Hablar de El Garrapiellu es hablar de cultura y de Asturias, pero detrás de esta tertulia literaria hay toda una labor de cooperación con muchas asociaciones no sólo de Gijón, sino también del resto de la comunidad autónoma e, incluso, de fuera de sus fronteras. El Ayuntamiento de Gijón ha concedido a este colectivo su Medalla de Plata. El presidente de El Garrapiellu, Tino Lozano, ilustró ayer la satisfacción del colectivo: «Estamos contentísimos y un poco revolucionados». Pero tiene claro que esta distinción «es un revulsivo y un reconocimiento que tenemos que compartir. No es sólo un premio a El Garrapiellu, sino a todo el asociacionismo. Lo tenemos que hacer extensivo a todas las asociaciones con las que colaboramos».

La idea de formar esta tertulia literaria, que a punto estuvo de quedarse en sociedad gastronómica, surgió de la reunión de «un 'garrapiellu' de personas que nos unía la defensa de la cultura asturiana en todos sus ámbitos». Las reuniones comenzaron en 1982, pero no fue hasta primeros de 1990 cuando la tertulia quedó inscrita en el Registro de Asociaciones de Asturias.

Lozano dice que «con el mero hecho de que la gente de la calle tenga conocimiento de algo que estaba olvidado ya nos sentimos orgullosos». Reconoce que hay dos hitos que les suponen una especial satisfacción: la recuperación de los deportes tradicionales asturianos y de la ruta entre Gijón y Covadonga. Del primero de ellos es especialmente responsable Gloria García Díaz, quien recuerda que el buen momento que vive hoy el deporte tradicional «comenzó con las olimpiadas que organizamos durante diez años en el Pueblo de Asturias. Ahora, podemos ver que en los colegios hay niños y mayores que recuperan muchos de estos juegos y deportes».

Senderos de la UE

En cuanto a la ruta a Covadonga, Dubardu Puente apunta que «recuperamos el camino tradicional de peregrinación. Empezó a ser oficial en 1991, con un grupo de unos 400 chavales el día de los jóvenes cristianos, organizado en colaboración con las parroquias de Gijón».

La asociación tiene una espina clavada con esta ruta. Su presidente cree que es merecedora de formar parte del catálogo general de senderos de la Unión Europea, por lo que espera que «la Federación Asturiana de Montañismo la homologue y forme parte de ese catálogo. Tiene distancia suficiente, elementos culturales, caminos de comunicación internos y un potencial económico importante».

¿Cuál es el futuro de El Garrapiellu? El más inmediato tiene fecha en el calendario: el 19 de diciembre. «Colocaremos un belén en la iglesia de San Pedro Cenil, en La Collada. Es románica, del siglo XI, y está en ruinas. No pedimos que la reconstruyan, sino que consoliden las ruinas. Además, algunos venerarán un tejo de unos cinco siglos que está junto a la iglesia y se bailará la 'Danza prima'. Se unirán las vertientes cristiana y pagana», avanza Tino Lozano.

Un centenar de socios

El futuro de la Tertulia Cultural El Garrapiellu más a largo plazo pasa por el relevo generacional. En la actualidad, cuenta con un centenar de asociados y unos 200 simpatizantes. Tino Lozano asegura que «parte de la directiva está en el exilio como una 'leyenda urbana', pero comprobamos que hay gente joven que tiene mucho interés en nuestro trabajo, como vimos en un curso de monitores de deportes tradicionales que organizamos». En cuanto a las actividades en cartera, está hacer la ruta del románico, la vigésima edición del concurso de cuentos cortos y publicar el cuarto libro de relatos.

Los responsables de la asociación aseguran que la concesión de este reconocimiento por parte del Ayuntamiento de Gijón no les hará cambiar su modo de actuar, más bien al contrario: «Vamos a seguir dando caña; no va a cambiar nada», asegura Gloria García.