La OCAS, Premio Serondaya de las Artes

A finales de 2001 la Orquesta de Cámara de Siero dio sus primeros pasos musicales tras su emigración desde el Nalón y ayer, casi doce años después, se alzaba con su proyecto Vínculos con el Premio Serondaya de las Artes. Con el galardón se busca distinguir esa labor didáctica en favor de la música, ese gusto por cooperar más allá de las corcheas, ese afán por acercar a todos los públicos la pasión musical.

El primero de los galardones Serondaya a la Innovación Cultural estrenó palmarés 2013 con el siguiente argumento esgrimido por el jurado: «El carácter innovador y solidario del trabajo que viene desarrollando la Orquesta de Cámara de Siero desde hace doce años», apunta. Siempre -añade- dispuesta a colaborar en nueva propuestas y en proyectos en los que se implica a los jóvenes. Y en este punto quiso el jurado hacer especial mención al proyecto Vínculos, que ha permitido la colaboración con «países y colectivos desfavorecidos, desplazando a la orquesta y a su música desde los escenarios hasta los territorios concretos». El jurado, presidido por Enrique Maojo Villasboas, subrayó asimismo esa apuesta de la orquesta a la hora de emplear la música «como herramienta para el desarollo de los pueblos».

Así las cosas, y con tantos elogios, el director de la orquesta sierense no podía menos que agradecer un galardón que les da alas para continuar. «Es una maravilla. Este premio recoge muy bien el espíritu de la orquesta, porque la identidad es precisamente esa de la que habla el fallo, la innovación y la parte solidaria», apunta Manuel Paz, director de una formación que en realidad nació en el año 1993 en el Conservatorio del Nalón y que a finales de 2001 emigró a Siero. Los cambios han sido muchos desde entonces. «Cambiamos la sede y el nombre, pero se mantuvo la formación, empezamos siendo una orquesta de cámara y ahora hay programas en los que ya incluso actuamos hasta sesenta personas», detalla. O sea, de cámara ha pasado en algunos momentos a una sinfónica en toda regla con la que alimentar el panorama cultural y musical asturiano.

Su propuesta es, como apuntan jurado y director, diferente al resto, porque ha buscado una forma poco usual de llegar al público. El propio Manuel Paz pone un ejemplo: «En una ocasión abordamos la Quinta de Beethoven, y lo hicimos de forma comentada. Llamamos a un musicólogo, nos hizo un análisis didáctico y la fuimos diseccionando por temas», detalla. Las razones de sus señas de identidad están claras: «En Asturias hay más orquestas y buscábamos, por una parte, la diferenciación y, por otra, hacer algo más divertido».

Pretenden acercarse a diferentes repertorios desde perspectivas dispares y en su todavía corta existencia han viajado por un buen número de países. Se estrenaron en 2002 en la sede de Naciones Unidas en Nueva York y desde entonces han viajado a Bolivia, Brasil, Honduras, Guatemala, Marruecos, Nicaragua, Ecuador y Grecia. Ese fue su último destino.

Sus principales retos han sido elconcierto de Año Nuevo del Jovellanos el pasado 1 de enero y el recital que ofrecieron junto Víctor Manuel y Miguel Ríos para Médicos Mundi en marzo del pasado año.

Pero los desafíos se acumulan. Si el próximo domingo a mediodía estarán en un concierto benéfico junto a Héctor Braga en el Auditorio de Oviedo, su próximo destino internacional les devolverá a los orígenes. En marzo regresarán al edificio de Naciones Unidas en Nueva York junto al Coro de Voces Blancas del Conservatorio del Nalón. Se desplazarán 40 músicos y 30 cantantes e intervendrán en la celebración de los actos del Día de la Mujer con un programa aún por definir.

El Coro León de Oro de Luanco, El Festival de Cine de Gijón, La Noche Blanca de Gijón, el arquitecto y pintor gallego Javier Pena por su proyecto Construcciones y Deconstrucciones, y el El Teatro Jovellanos por los premios Jovellanos de teatro fueron los otros cuatro candidatos finalistas.