Tenneco prevé cerrar la planta de Ermua después de desmantelar de Gijón

La decisión de Tenneco de desmantelar su fábrica en Gijón no obedece al exceso de capacidad de sus plantas europeas de amortiguadores. Tampoco a la falta de productividad ni a la obsolescencia de las líneas. Se enmarca en un ambicioso plan de la multinacional americana para racionalizar una parte de su producción en Europa concentrándola en países con mayor potencial y que afectará, también, a la fábrica de Ermua.

El posible cierre de la planta vasca aparece en varios informes internos que maneja la compañía y a los que han tenido acceso los sindicatos. En ellos se detalla cómo pretende Tenneco llevar a cabo el desmantelamiento de las dos fábricas, la de Gijón y la de Ermua, con el objetivo de equipar con parte de sus líneas de producción la nueva fábrica de recambios que está construyendo en Polonia. Esta planta se ubicará en Gliwice, donde Tenneco ya cuenta con otra fábrica, y será independiente física, logística y financieramente a la ya que está operativa. Es decir, que a todos los efectos se tratará de una nueva instalación. Estará totalmente operativa a principios de 2015 y el objetivo inicial es que en el plazo de dos años pueda fabricar más de 2,5 millones de amortiguadores al año.

El proyecto, denominado internamente 'G+', comenzó a gestarse en el primer trimestre de 2013 de forma paralela al cierre de Gijón y sus directivos lo han tratado de mantener todo este tiempo en la más absoluta confidencialidad. Llevan desde marzo planificando los detalles con suma discreción y se ha creado un equipo multidisciplinar a nivel europeo con la participación de todos los departamentos (finanzas, calidad, ingeniería de procesos...) para garantizar su ejecución, según se desvela en los informes que maneja la multinacional, desvelados por las mismas fuentes. Entre los promotores de estre proyecto figura Agustín Arrieta, director de las plantas de Gijón y Ermua. Ha mantenido reuniones con Olivier Van Aels, quien figura en los informes de la compañía como el nuevo director de la planta de Tenneco en Polonia.

De la información existente sobre este tema se extrae, por ejemplo, que el cierre de Ermua se pretende llevar a cabo de forma escalonada. En un primer momento se eliminarían las líneas más viejas, las que hacen piezas de recambios, cuya producción sería asumida por la nueva planta polaca. La eliminación de estas líneas supondría, en el corto plazo, reducir a un 50% la capacidad de la planta y, por lo tanto, su plantilla que en la actualidad es de 570 personas. Su cierre definitivo lo supedita a que la planta checa que la compañía tiene en Hodkovice sea capaz de fabricar el amortiguador eléctronico que hasta ahora salía en exclusiva de la planta vasca. Algo para lo que la fábrica checa ya se está preparando.

La multinacional precisa de 90 días desde que clausure la planta de Gijón para iniciar el desmantelamiento de la planta vasca con el traslado de parte de su maquinaria a Polonia. Aels preguntó el pasado 5 de noviembre a Arrieta por esta circunstancia. Su interés era saber «cuándo se podría iniciar la parada de las líneas 670 y la V-line», de Ermua, así como la transferencia de productos a la nueva fábrica polaca. También, sobre si estaba de acuerdo con que se mantuviera en Ermua «una producción de 555.000 unidades».

El informe que la multinacional contrató a la consultora Ernest & Young para estudiar los cierres de Ermua y Gijón y que incluye, además, una importante reducción de la fábrica belga de Sint Truiden, estima que la reestructuración costará 80,7 millones, que se amortizarán en 4,3 años, y generará 36,8 millones de ahorro operativo al año. Con dicha reestructuración la compañía pretende además conseguir una importante reducción de impuestos a nivel europeo, que deberá negociar con las autoridades belgas en un plazo que oscila entre los seis y los diez meses. El objetivo es conseguir para Tenneco Europa una tasa impositiva de entre el 8 y el 10%.