Sin trabajadores, catenaria ni ventilación

Una guardia ante las bocas de los túneles de la variante de Pajares, en Pola de Gordón (León) y Los Pontones (Lena), confirma la sospecha: el lugar está completamente abandonado. Hace unas semanas que el Ministerio de Fomento cerró el acceso a los tubos con unas verjas cuyo candado nadie abre. En un primer momento los portavoces de la Administración aseguraron que las obras continuaban «en el interior del túnel». Poco después el presidente de la empresa pública Adif Alta Velocidad, Gonzalo Ferré, varió la explicación, y aseguró que en realidad uno de los túneles, el que se piensa equipar para el paso de los trenes, está terminado. «Tanto está finalizado que lo hemos tenido que cerrar porque están las instalaciones y demás y no queremos que se nos meta gente dentro», llegó a decir, a principios de mes.

Las imágenes que acompañan esta información se tomaron en la vertiente leonesa, la más avanzada, y muestran otra realidad. El montaje de vías se ha terminado hasta la divisoria con el tramo asturiano, pero queda mucha faena por hacer. «En lo que es el túnel, falta toda la catenaria, el cableado que tiene que ir en las canaletas y los ventiladores», resume un ingeniero ferroviario, tras revisar las fotografías. «Solo eso exige unos seis meses de trabajo en el túnel», estima.

«Aquí había gente hasta hace unas semanas, pero se lo han llevado todo; las máquinas, los operarios. Todo. Solo quedan los vigilantes», amplía un vecino de Pola de Gordón.

La inspección a la infraestructura muestra tímidos avances en los primeros kilómetros, que van desapareciendo conforme se avanza en la infraestructura. Los postes de la catenaria, por ejemplo, sí están dispuestos en casi toda la variante, desde Lena a La Robla, pero huérfanos aún de la línea aérea de contacto. En el apartadero de la vertiente leonesa, ejecutado para que los trenes de mercancías dejen el paso libre a los de pasajeros, los operarios han pasado los últimos meses tirando cable dentro de las caneletas y disponiendo las balizas que informarán de su posición al maquinista. Estos sistemas, imprescindibles para la circulación comercial, se limitan a los primeros kilómetros y nada se sabe de ellos en los macrotúneles.

En el lado asturiano no hay un solo metro de vía montado, y los únicos operarios con que cuenta Fomento se concentran en sostener la ladera de Campomanes, una tarea que empezó a finales de 2014 y no concluirá antes de la próxima Navidad, según fuentes próximas a la obra. El ministerio insiste en que el principal problema de la variante se encuentra en estos deslizamientos, lo que supone una explicación parcial. En los despachos se libran otros dos conflictos que amenazan con dilatar aún más todos los plazos.

Dragados, la empresa que tiene adjudicado el montaje de vía, defiende la resolución del contrato, lo que le permitiría cobrarse el beneficio industrial sin trabajar. Es una vía que Fomento le abrió al darle el contrato cuando sabía que, materialmente, era imposible de ejecutar en ese momento. Para colmo, el proyecto constructivo del sistema de ventilación ha resultado un fracaso, lo que obliga ahora a reescribirlo y valorar la conveniencia de iniciar obras no previstas en el interior de los túneles.

Los problemas técnicos se extreman en un contexto de dificultad inversora. El pasado año, Fomento había presupuestado 3.676 millones para que Adif avanzara obras de alta velocidad, pero finalmente solo ejecutó el 49% de esa suma. El parón que sufren los túneles de la variante también lo padecen varios tramos del AVE a Galicia, Granada, Extremadura, Murcia y la 'Y' vasca.

La consejera de Infraestructuras, Belén Fernández, abordó ayer esta situación con el secretario general de UGT, Javier Fernández Lanero, y el secretario de acción sindical de CC OO, Gilberto García. «Lo que el ministerio está haciendo con las obras de la variante es una estafa a todos los asturianos», coincidieron las secciones ferroviarias de ambas centrales.