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La autopista ‘Y’, colapsada para los coches procedentes de Oviedo hacia Gijón y Avilés a las ocho y media de la mañana. A la derecha, la AS-II despejada.

Las obras en Serín colapsan la 'Y' mientras que la AS-II se mantiene con un tráfico muy reducido

Las reparaciones en Serín causan retenciones de más de siete kilómetros en la autopista, mientras la autovía apenas registró tráfico

PPLL

Miércoles, 17 de mayo 2017, 02:17

Ha vuelto a pasar. Cada vez que se corta la 'Y', siquiera en un carril y aunque sea menos de un kilómetro, para reparar alguno de sus muchos desperfectos, el atasco es seguro. Por más avisos que se hagan, por mucho que se recomiende el uso de otros itinerarios o el transporte público. Ayer la caravana alcanzó cerca de siete kilómetros en hora punta. Los afectados que buscaban Avilés o Gijón llegaron con más de media hora de retraso a sus trabajos, estudios o domicilios. El problema se prolongará previsiblemente hasta las ocho de la tarde de hoy, cuando se confía en que el nuevo hormigón esté bien curado y puedan retirarse los operarios.

El episodio es un mal precedente si se tiene en cuenta que el Ministerio de Fomento prepara nuevos arreglos en la infraestructura más utilizada de la región, algunos de ellos de mayor envergadura.

El caos en la 'Y' empezó a advertirse en la noche del lunes. Los operarios procedieron a colocar los conos para proteger la zona a sanear. Son alrededor de trescientos metros de la calzada en sentido hacia Gijón o Avilés, concretamente un kilómetro antes de la bifurcación. Durante la noche del lunes el martillo hidráulico cumplió su función, demoliendo el viejo hormigón armado. Tras retirar los escombros, en la mañana de ayer se extendió la nueva mezcla de arena, agua y aditivos.

A las siete de la mañana el carril libre ya presentaba una circulación lenta. Dos horas después el tapón se alargó tanto que pasaba las gasolineras de Robledo. La caravana llegó a estar durante un tiempo bajo el viaducto de la AS-II. Quienes circulaban por la otra autovía entre Oviedo y Gijón podían así divisar el colapso del que se estaban salvando y constatar cómo su infraestructura tenía el pobre volumen de tráfico que acostumbra. Más densa fue la circulación en la AS-17, la alternativa hacia Avilés.

El caos se contagió también a la calzada de sentido contrario, esto es, en sentido Oviedo. Alrededor de las ocho y media un choque por alcance entre un turismo y un camión se saldó sin víctimas y con un nuevo atasco, de unos cinco kilómetros.

«La planificación y ejecución de las obras en la 'Y' es inaceptable. Asturias se merece un respeto», recriminó Ovidio Zapico, diputado de IU. «Solo desde el máximo desprecio a nuestra comunidad autónoma se pueden ejecutar obras en una arteria principal justo en mitad de la semana, que es cuando se provocan los efectos más graves entre las decenas de miles de trabajadores que todos los días circulan por esta vía», dijo.

Una norma con matices

El año pasado el Ministerio de Fomento lanzó tres obras similares a lo largo del año. Las dos primeras fueron entre semana, provocando colapsos similares. La administración alegó que las organizaba de esta forma porque «existe una restricción de la Dirección General de Tráfico que impide hacer las obras en fin de semana», según recordó la delegada provincial, Raquel Casado. En concreto se refería a una resolución que la DGT emite cada año, marcando «medidas especiales de regulación de tráfico» para asegurar la fluidez del mismo. Como principio general reclama suspender las obras los fines de semana «salvo autorización expresa por necesidades de urgencia». A este precepto se acogió el propio ministerio para ejecutar de viernes a domingo el tercer arreglo de 2016, en Lugones.

IU considera que esta vez también se podía haber llevado a cabo la obra «en horario nocturno o fin de semana». Por eso reclamó la destitución «inmediata» del delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, y del jefe de la Demarcación de Carreteras del Estado en Asturias. «Si lo tiene a bien», Zapico solicita la comparecencia de este ingeniero en el Parlamento regional.

Las autoridades temen que esta mañana se reproduzcan los atascos. Dato a considerar. Ayer en las cabinas de Renfe, Feve o Alsa la afluencia era «la de un día normal». A pesar de que los ferrocarriles tardaban media hora en unir Oviedo con Gijón o Avilés o que el autobús siguiera trayectos que evitan las obras. «La demanda en el transporte es muy inelástica, no suele variar mucho por hechos puntuales como este», asumían desde una de las compañías de transporte público.

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