Hunosa licita las obras que permitiránvisitar el interior del pozo Santa Bárbara

Esta vez se ha hecho sin apenas ruido. Tras la polémica sobre el uso del pozo Santa Bárbara en Turón (Mieres) que protagonizaron Ayuntamiento y propietaria del recinto -Hunosa-, la hullera ha dado el primer paso para permitir las visitas al primer Bien de Interés Cultural (BIC) establecido sobre una antigua explotación minera. La compañía pública ha sacado a licitación la ejecución de labores para implementar los elementos básicos de seguridad, de los que carece el recinto a pesar de que se llevó a cabo una obra de remodelación de más de 600.000 euros. Instalar medidas de protección para que se pueda acceder al pozo sale a licitación por un importe máximo de 44.330,91 euros. El plazo para presentar ofertas concluye en junio; se espera que la obra pueda estar finalizada en septiembre.

Hunosa detalla, a lo largo de 19 páginas, cuáles son los trabajos a desarrollar en la antigua explotación. «Para que sus elementos no constituyan un riesgo inminente para las personas», se prevé la retirada de los escombros de la sala de máquinas principal y su vallado ante el riesgo de desprendimiento. Y a petición del Consistorio mierense, se van a colocar cristales para poder observar el interior de este edificio y su maquinaria. También quedarán cubiertos cubrir varios huecos y se instalarán barandillas de protección para indicar el recorrido permitido por el interior. No faltarán, tampoco, puntos de luz en la sala de ventiladores y en el basculador.

Ruta guiada

Precisamente ayer, las primeras jornadas de patrimonio industrial -que organizan de forma conjunta los ayuntamientos de Mieres, Langreo y Oviedo- se centraron en una visita guiada por varios de los elementos patrimoniales del valle de Turón, que incluyó este Bien de Interés Cultural.

El recorrido comenzó en el pozo Espinos, continuó por el socavón de La Rebaldana -recuperado por la Asociación minera y cultural Santa Bárbara- y siguió por el cercano pozo Santa Bárbara (solamente por su exterior) para finalizar en el cargadero de San Víctor. La ruta contó con la presencia del arquitecto responsable de la rehabilitación de este BIC, José Antonio Fernández Molina, quien destacó la labor de la sociedad en la defensa de la protección de las instalaciones (en referencia al mencionado colectivo mierense) y quien respondió acerca de las cuestiones técnicas de las labores de recuperación.

El guía de la marcha fue muy explícito -y crítico- cuando tocó hablar del pozo Santa Bárbara. Quien también fuera durante unos pocos meses edil de Cultura en Mieres, José Luis Soto lamentó que «cada uno va por su lado» en lo que a protección del patrimonio industrial se refiere. «El Consistorio va por un camino, Hunosa va por otro y el Principado se encuentra desaparecido». Destacó que, hasta el momento, el único órgano que se ha interesado por este BIC ha sido el Instituto de Patrimonio Cultural.

Soto -como miembro de la asociación Santa Bárbara- recordó que sobre la mesa hay muchas propuestas para dar contenido al recinto y que muchas de ellas han salido del propio colectivo. De hecho, recordó que EL COMERCIO ya ha se hizo eco del completo documento con unos usos que después este colectivo ha visto que sí se aplicaban en otras iniciativas.

En ese sentido, indicó que se había propuesto habilitar en esta explotación un memorial en recuerdo de los muchos fallecidos en este pozo. «En sus ochenta años de historia y hasta su cierre en 1995 perdieron la vida 115 mineros. La historia de esta mina se ha escrito con sudor, sangre y lágrimas. Poco después vimos cómo esta idea se desarrollaba en el Sotón», el otro pozo catalogado como BIC. Soto reclamó «coordinación» de todos los actores implicados para impulsar la protección y el aprovechamiento -«con la participación social»- de estos elementos patrimoniales ahora en desuso.

El recorrido por el valle mierense fue la última de las actividades programadas por distintos elementos de los tres municipios organizadores; una experiencia que ha servido para evidenciar el escaso interés de los políticos -así quedó constatado en varias mesas redondas- por este tipo de patrimonio.