Albert Rivera, en Oviedo: «Ciudadanos no pactará por puestines en Asturias»
Plantea la lucha contra la corrupción y una reforma electoral como claves de posibles acuerdos, pide «repensar» la economía asturiana y «no seguir en la lógica de la subvención»
ANDRÉS SUÁREZ
Jueves, 14 de mayo 2015, 00:38
Con sus matices en cada territorio, pero todo apunta a que el escenario político que se vive hoy en Andalucía -ausencia de mayorías claras, multipartidismo, necesidad de acuerdos a varias bandas...- es el que viene para el conjunto del país a partir del 24-M. Y Ciudadanos se perfila como uno de los actores que jugarán un papel protagonista en la película. Su presidente, Albert Rivera, protagonizó ayer en Oviedo el acto central de la campaña en Asturias con un mensaje muy claro. En el Principado y en toda España la emergente formación pactará «con quien quiera cambiar las cosas, no con quien pretenda que todo siga igual», y lo hará «por proyectos, no por puestines», añadió, haciendo suyo un término que minutos antes había utilizado el candidato a la Presidencia regional, Nicanor García. La firma de un decálogo contra la corrupción y por la transparencia, que contemple entre otras cosas una cuestión muy sensible en Asturias, la reforma de la ley electoral que actualmente divide la comunidad en tres circunscripciones, y un giro en la política económica, abandonando la cultura de la subvención cuyas consecuencias criticó, son algunas de las prioridades irrenunciables que estarán sobre la mesa.
Unas 800 personas se reunieron en el auditorio para escuchar a Rivera, precedido en el turno de palabra por García y por el aspirante a la Alcaldía de Oviedo, Luis Pacho. La innegable efervescencia del partido en los últimos meses, plasmada en las encuestas que en el caso del Principado otorgan a Ciudadanos cuatro escaños en la Junta General, propiciaron un ambiente bullicioso que se agitó aún más cuando el líder nacional de la formación tomó la palabra. Jugando con un tono didáctico en ocasiones más profesoral que político, Rivera dio por sentado que su partido desempeñará un papel decisivo a la hora de conformar mayorías después de los comicios autonómicos y municipales del domingo y dedicó el grueso de su intervención a poner condiciones sobre las que basar las hipotéticas negociaciones.
«Estamos aquí para quedarnos, no seremos muletillas ni comparsas», comenzó diciendo, a modo de aviso a navegantes. «Y pactaremos por el interés de los asturianos», añadió de seguido, cortado su discurso en numerosas ocasiones por los aplausos de los asistentes. «Quien quiera cambiar las cosas nos tendrá de aliados, quien quiera que todo siga igual nos tendrá en la oposición», remachó. No se firmarán «cheques en blanco» a nadie.
Explicitó Rivera algunas de las condiciones que Ciudadanos sitúa como líneas rojas de hipotéticas conversaciones postelectorales, tanto después de la cita del 24-M como tras las posteriores generales. Se aboga por una lucha en profundidad contra la corrupción y por la regeneración democrática que contempla cambios legales como la prohibición de incluir imputados en las candidaturas, las listas abiertas o la obligatoriedad de celebrar primarias para elegir a los candidatos de los distintos partidos. Una cuestión, esta última, que ha recibido críticas del PP por interferir en la vida interna de las organizaciones políticas, a las que Rivera aludió de forma directa. «Se lo vamos a pedir a quien quiera buscar acuerdos con nosotros, sea el PP, el PSOE o Podemos, quien no cumpla ese mínimo no puede pactar con Ciudadanos», recalcó.
Una sola circunscripción
En clave estrictamente asturiana, el presidente de Ciudadanos hizo alusión directa a la reforma de la ley electoral regional, esa que estuvo a punto de materializarse a través de un acuerdo de PSOE, Izquierda Unida y UPyD y que se bloqueó a última hora al descolgarse los socialistas. «Si los asturianos quieren una ley justa solo tienen una opción, que ganemos las elecciones», terció. Dio así continuidad al discurso previo del candidato al Principado, que situó la revisión de esa normativa y la fusión de las tres circunscripciones en que ahora está dividida Asturias en una sola como clave de posibles consensos postelectorales. «Y esta vez, por escrito y que se cumpla», apuntó, firme y contundente, Nicanor García.
Pero el discurso de Rivera no se quedó en el terreno estrictamente político. También entró en harina económica para defender el programa confeccionado por Luis Garicano y para abogar por un giro en las políticas que se vienen aplicando en los últimos años, por «repensar» la economía asturiana y española. ¿Cómo? Entre otras cosas, «no siguiendo en la lógica de la subvención» y buscando un cambio de modelo que tenga uno de sus pilares en la I+D+i. Una teoría que compatibilizó con el recelo que la formación muestra hacia el AVE -el debate es de calado en Asturias, porque la alta velocidad ferroviaria está aún sin concluir- o los «aeropuertos vacíos».
Se esforzó Albert Rivera por separar su proyecto de «cambio sensato, que no busca romper nada sino reconducir lo que nos ha desviado del camino», del de Podemos, al que se refirió de forma implícita, sin menciones directas, acusando al partido de Pablo Iglesias de «querer cargarse la Transición». E hizo hincapié en que el plan de una tercera vía para España triunfará si quienes piensan lo mismo se unen, reflexionó en alusión directa al acuerdo alcanzado en Asturias entre su formación y los díscolos de UPyD, con Ignacio Prendes al frente. «Es el ejemplo a seguir, habéis puesto por encima lo que nos une de lo que nos separa», anotó. Y aseveró. «Lo que se ha hecho aquí es justo lo que necesita España».
A Rivera le había precedido en el estrado Nicanor García, que combinó la crítica a la gestión pasada -«los fondos mineros son el mayor despilfarro de dinero público, hay que cambiar a fondo las cosas»- con el desglose de algunos de los puntos más relevantes del programa electoral, caso de la fusión de ayuntamientos o la armonización y rebaja del impuesto de Sucesiones y Donaciones. El aspirante a la alcaldía ovetense, por su parte, llamó a dar la vuelta a una ciudad «hipotecada» que está «en coma inducido, a punto de morir», e instó a poner fin al «capitalismo de amiguetes» que ha dado como frutos escándalos como el Calatrava o Cinturón Verde.