Protestas por las retenciones en la glorieta del Empalme

Los constantes atascos que se producen en la glorieta del Empalme han agotado la paciencia de unos y otros. Y han provocado protestas tanto por parte de los usuarios habituales de esta importante vía de comunicación como de la Asociación Vecinal de Candás. Su presidente, Luis Fernández, hizo públicas sus quejas haciéndose eco de las recibidas en la entidad. «En julio se anunció un acuerdo entre el Ayuntamiento y la Jefatura Provincial de Tráfico para regular la circulación de vehículos los días de mayor afluencia a las playas y seguimos sin que se ponga solución», señaló.

Además, las largas retenciones no solo tienen lugar en verano sino que se vienen generando de manera habitual durante todo el año. Según apuntaron a este periódico algunos usuarios, la situación actual es más grave al impedirse que los transportes de mercancías circulen por La Calzada. De esta manera, los convoyes de camiones de carga que acceden a la rotonda al disponer de prioridad en su incorporación acaban saturando las dos vías e impidiendo el acceso a la misma del tráfico rodado procedente del interior del municipio de Carreño a través de la AS-118 y AS-239a.

Sin solución a corto plazo

Debido a la compleja ordenación que plantea este nudo de comunicaciones, otras opiniones señalan que se hace imposible la regulación del tráfico de manera permanente por agentes de la Guardia Civil de Tráfico. La única solución posible sería con la ejecución del proyecto de acceso a El Musel. Un plan que se encuentra en fase de contratación por parte del Ministerio de Fomento y que únicamente incluye el desdoblamiento de la AS-19 en un tramo de 3,46 kilómetros de longitud, que pasará a tener características de autovía entre el enlace de Lloreda y el semienlace de Veriña.

Mientras, el proyecto de la macroglorieta, que es el que solucionará los problemas del tráfico rodado en el Empalme, se encuentra recurrido por el Ayuntamiento de Carreño. La razón es que se consideró que el diseño del enlace penalizaba el tráfico y contribuiría al aislamiento del concejo. También entendía el Ayuntamiento que había que buscar alternativas realmente viables desde el punto de vista técnico y ambiental.