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El Parque Nacional de los Picos de Europa, un «orgullo para Asturias» que cumple 20 años

Vecinos, ganaderos, alcaldes y ecologistas valoran los «pros y contras» de este espacio protegido declarado por las Cortes en 1995

Andrea Inguanzo

Sábado, 30 de mayo 2015, 03:01

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Veinte años han pasado desde el nacimiento del Parque Nacional de los Picos de Europa y los principales afectados de esta declaración no piensan que éstas dos décadas hayan servido para mejorar su situación. Vecinos, ganaderos, ecologistas y municipios encuentran en la gestión llevada a cabo durante este tiempo un importante retroceso, en muchos aspectos. Desde que el 30 de mayo de 1995 el parque de la Montaña de Covadonga se convirtiera en el Parque Nacional de los Picos de Europa, integrado por territorio de Asturias, Cantabria y Castilla y León, este espacio protegido es el segundo más extenso de España y también de los dos que mayor número de visitantes reciben cada año, junto con el Parque Nacional del Teide (Tenerife). No por ello se puede afirmar que los sectores de población que conviven cada día en él no reclamen cambios para conseguir mejores expectativas de futuro.

Para la representante de los grupos ecologistas en el Patronato del Parque Nacional de los Picos de Europa, Laura López Varona, la gestión que durante estos veinte años se ha hecho de esta área protegida «deja mucho que desear». Opina que se trata de un órgano «huérfano» ya que no cuenta con una figura básica para este tipo de espacios como el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) «el principal instrumento de planificación ambiental de un espacio como el Parque de Picos, obligatorio en el resto de parques, ya que a él están sujetas todas las actividades que se puedan programar». Varona insiste en que desde que se desarrolló esta última declaración «se interviene demasiado en la naturaleza».

«Todas las actuaciones están encaminadas a proteger, por ejemplo, la ganadería tradicional pero se está dejando de lado la conservación del bosque ibérico», detalla. Ligado tradicionalmente a él estarían especies como el urogallo «en grave peligro de extinción», o el lobo ibérico «cuya población se ve cada vez más atacada con muertes constantes, como la última hembra en estado de gestación que nos han confirmado que se ha ejecutado». «En la ley de parques se prohibe la caza, y en Picos se permite; antes de su firma, esta ley prohibía cualquier alteración que altere el espacio, y se han permitido obras como el funicular de Bulnes o el embalse de Riaño», concretó. Reiterados incendios forestales o excesiva carga ganadera son otros de las cuestiones que la conservadora considera que se deberían paliar «si se tuviese en cuenta nuestro criterio y nuestros proyectos en la gestión de este espacio». A pesar de todo lo negativo, Varona insiste en que contar con un parque como Picos de Europa «para Asturias no deja de ser un orgullo». «Miles de personas vienen a visitarlo, a disfrutar del medio ambiente, y por eso no se deberían olvidar los objetivos de la figura que lo protege», concluyó.

Tampoco está de acuerdo con la gestión desarrollada durante los últimos años el alcalde de Peñamellera Baja, José Manuel Fernández, el regidor asturiano que más años de experiencia acumula dentro del parque. Sobre la misma valora que en dos décadas ha sido «extraordinariamente mala», y pone de ejemplo los más de diez años de demoras acumuladas que se dilató la tramitación de la última ampliación de terrenos que, como siempre recuerda, «en este concejo, al menos, nació de los propios vecinos».

«El famoso PRUG nunca llega, por mucho que ya se ha debatido en reuniones y patronatos, y el trabajo realizado en promoción, infraestructuras, conservación y atención de los habitantes tiene muchas lagunas», indica el primer edil peñamellerano. En su caso hay otra máxima que siempre ha defendido y es la necesidad de que «las labores de gestión vuelvan a la Administración central, de donde nunca debieron salir». Fernández confía en que durante el mandato que próximamente arrancará «se realizará la devolución de poderes», porque «es lo lógico para que todos los parques nacionales se gestionen en igualdad de criterios y condiciones». No obstante, para el alcalde también hay una cosa buena y es Picos de Europa como marca. «Llevo veinte años defendiendo la figura y el hecho de que es bueno estar dentro, porque el Parque Nacional es un atractivo y un atrayente de los más importantes en todos los niveles».

Ganaderos y vecinos

Por parte de los ganaderos lleva muchos años siendo representante en el Patronato el cangués Valeriano Remis. De su experiencia en estos veinte años dentro del área protegida diría que la ganadería «va en decadencia». «La gestión es contraria a los intereses de nuestra actividad y así nos lo vienen demostrando año tras año en estas dos décadas», valora este ganadero.

Sobre las ayudas que reciben por pertenecer al Parque dice que son «una miseria» y respecto al apoyo recibido por las administraciones, en general, «inexistente». «Nos come el matorral, la fauna salvaje que está adueñando del territorio y además con la nueva PAC hemos perdido terrenos de pastos. Si esto es lo que nos da el Parque no sé cómo podríamos hablar de beneficios», señala. Retroceso afirma que es lo que ha vivido su gremio, en la actividad y en la conservación del entorno. «Con el paso de los años el Parque de los Picos se está convirtiendo en una selva», sentencia.

Por parte de los vecinos la representación está encabezada en el Patronato de Picos por Ramón Celorio. Sin entrar en debates sí que reconoce que «la convivencia de los pueblos con el Parque Nacional es complicada». El cangués asume que pertenecer a un área protegida como ésta «tiene sus pros y sus contras», aunque sí es cierto que considera que la Administración «debe empezar a ceder». «Son muchas restricciones, dificultad para ejercer actividades como la ganadería, problemas con accesos y otras mejoras, etcétera y, al final, entiendo que deberá llegar una mayor comprensión para que todo pueda funcionar y las personas afectadas tengamos una mejor convivencia».

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