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TERRY BASTERRA
Sábado, 9 de abril 2016, 01:04
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Que los pastores moldearon el paisaje de los Picos de Europa es una afirmación muy recurrente apoyada en la memoria de generaciones y generaciones pero que ahora también tiene una base científica. Investigadores de la Universidad de Oviedo han podido datar el origen de la actividad ganadera en estas montañas. Y lo han hecho gracias a las altas concentraciones de carbono detectadas en los sondeos realizados. En base a estos análisis un equipo internacional de científicos coordinado por el profesor Jesús Ruiz, del departamento de Geografía, ha fijado que fue hace, al menos 4.900 años, cuando tuvieron lugar las primeras evidencias de impacto humano en estas montañas.
Se trata de las ya mencionadas concentraciones de carbono que los investigadores atribuyen a grandes incendios provocados por el hombre para modelar el paisaje de estas montañas y generar pastizales. Y sostienen esta afirmación en que hace 5.000 años los niveles de temperatura no eran propicios para que se produjesen estos grandes fuegos y, por tanto, su origen no tuvo que ver con el clima de entonces.
Esta es una de las principales conclusiones a las que han llegado los científicos responsables de dos estudios sobre la evolución ambiental y climática en los Picos de Europa y que abarca los últimos 30.000 años. Los trabajos han sido publicados en las revistas científicas 'Quaternary Science Rewievs' y 'Science of the Total Environment' y están centrados en el macizo occidental de los Picos, en concreto en la Vega de Belbín, una de las majadas donde en la actualidad se sigue elaborando queso Gamonéu de la variedad del Puerto, pero que entre hace 29.400 y 8.000 años estuvo ocupada por un lago.
Inundación progresiva
El primero de los dos estudios realizado por los científicos liderados por la Universidad de Oviedo se ha dedicado a estudiar la evolución ambiental de los Picos desde la última glaciación. Para ello los expertos han cartografiado y analizado las características y distribución de las formas y depósitos de origen glaciar existentes en todo el macizo y estudiado con detalle los sedimentos obtenidos en un sondeo de 5,4 metros de longitud procedente de la depresión de Belbín.
Esto les ha permitido determinar que desde hace 29.400 años esta majada se fue inundando progresivamente hasta formar un lago que perduró hasta hace 8.000 años. Allí arrastraba la lluvia todas las partículas de los eventos que sucedieron en aquellos tiempos, entre ellas los restos de carbono que los científicos atribuyen a los incendios provocados por el hombre para generar pastos.
Este hallazgo fue lo que motivó la realización de un segundo estudio. Se efectuó un nuevo sondeo para conocer con más detalle el impacto provocado por el hombre, así como los cambios climáticos que se han sucedido en el macizo durante los últimos 6.700 años. Las investigaciones determinaron que el contenido de las partículas de carbón de los sedimentos ni aumentó ni disminuyó en función de la sucesión de etapas frías o cálidas. Considera que esto se debe a que la presencia de estas partículas está relacionada con la actividad humana. Jesús Ruiz indica que «estas comunidades humanas usaron el fuego para la ordenación del paisaje, fundamentalmente, para fomentar la extensión de pastizales en un momento en el que estas sociedades dejan de ser cazadoras y recolectoras para dedicarse a la ganadería y a una incipiente agricultura».
Fases de la glaciación
El periodo más intenso del uso del fuego se ha registrado entre hace 3.500 y 3.000 años, durante la Edad de Bronce. «Hay picos significativos de carbones que nos indican incendios importantes hace 2.600, 710 y 360 años», añade este profesor.
Otro aspecto destacado que ha permitido conocer esta investigación liderada por la Universidad de Oviedo, y en la que también han participado la Universidad de Lisboa y del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, es que se han podido establecer cuatro fases de expansión del hielo durante la última glaciación (máximo avance, expansión, de altitud y glaciares de fondo de circo).
En el caso de los Picos se estima que el máximo avance fue anterior a hace 37.200 años, mientras que en Europa y Norteamérica esta fase se fecha entre hace 22.000 y 18.000 años. Por lo que tanto este estudio, como otros realizados en las montañas de la Península Ibérica, apuntan a que la máxima expansión de los glaciares en este entorno fue anterior a la de Europa. Lo que se traduce en que las temperaturas en España y Portugal se elevaron varios miles de años antes que en el resto del continente.
El profesor Jesús Ruiz, del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo ha coordinado las investigaciones que han permitido determinar que ya existía el pastoreo en los Picos hace 5.000 años. Pero los trabajos también han servido para establecer las cuatro fases de la última glaciación en este entorno, alguna de ellas más reciente de lo que cabría pensar. «La última fase glaciar en los Picos fue entre los siglos XIV y XIX y consistió en pequeños glaciares», indica.
Precisamente fue el retroceso de los glaciares lo que posibilitó que la población ascendiese a las montañas para realizar en las cumbres las mismas prácticas que llevaban a cabo en los valles. «Se han comparado nuestros estudios con otros trabajos realizados en la Cordillera y en montañas de la Península y coinciden en que fue hace unos 5.000 años cuando los humanos empezaron a introducirse en la alta detalla y a realizar allí sus prácticas», indica Ruiz. Aquellos hombres habían pasado ser cazadores y recolectores a agricultores y ganaderos y precisamente fue esta actividad la que desarrollaron en los Picos de Europa y por ello realizaron grandes quemas para generar pastizales y moldear estos montes.
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