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De izquierda a derecha y desde atrás, Marta Elena Fernández Touzón, Belén Revuelta de Guzmán, Mar Polán Bonilla y Dolores Gutiérrez García. PATRICIA BREGÓN
Un equipo de Enfermería mejora la evolución de las colostomías

Un equipo de Enfermería mejora la evolución de las colostomías

Esta intervención «con mala fama, pero que da vida» se hace al año a unos ochenta pacientes, la mayor parte de cirugía general

FERNANDO DEL BUSTO

AVILÉS.

Lunes, 25 de junio 2018, 02:19

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No es una noticia fácil de asumir. Cuando se comunica a un paciente que necesita estomaterapia, la popularmente conocida como 'bolsa', suelen pensarse muchas cosas y casi todas negativas sobre una terapia que cada año se aplica a unas ochenta personas en el Área Sanitaria III, la mayor parte por el servicio de Cirugía del Hospital Universitario San Agustín. «La colostomía es sinónimo de vida, existen muchas ideas de hace treinta o cuarenta años que la evolución de las técnicas y la medicina ha desterrado», explica la enfermera Marta Elena Fernández Touzón, supervisora de Cirugía y experta en Estomaterapia después de haber superado un postgrado universitario. Como tal, se ha integrado en la Sociedad Española de Enfermería Experta en Estomaterapia (SEDE), como forma de mantener actualizados sus conocimientos.

«Aunque yo me encargo de la consulta de seguimiento de las colostomías, en realidad existe un trabajo en equipo de once enfermeras y ocho auxiliares de enfermería que se encarga del seguimiento y atención específica a los pacientes de estomaterapia. Sin el trabajo de todos no podríamos lograr estos resultados», asegura. De hecho Touzón recuerda que se reconoce de manera generalizada que la existencia de un equipo de estas características es un criterio de calidad asistencial.

El equipo comenzó a gestarse en 2016. Después de un año a pleno funcionamiento los resultados son satisfactorios: se incrementa la calidad de vida del paciente y disminuyen las complicaciones en las intervenciones. Los estudios que se han venido haciendo en España confirman que estos equipos reducen las complicaciones posteriores a la intervención y mejoran la calidad de vida de los pacientes.

Anualmente, entre 20 y 30 de las colostomías que se practican son programadas. El resto corresponde a las intervenciones de carácter urgente. En los casos programados, el equipo puede determinar la zona más adecuada para la posterior intervención del cirujano. «Se puede señalar la mejor zona según la fisonomía del paciente. Cuando la persona está tumbada no apreciamos los pliegues de la barriga y situaciones que pueden afectar a su evolución», comenta. También se sugiere el dispositivo que se utilizará en función de su finalidad y las características del paciente: edad, actividad física, forma de vida.

Seguimiento posterior

Una vez realizada la intervención, el papel del equipo se incrementa. De hecho, existe una consulta específica de colostomía de la que se encarga personalmente Marta Elena Fernández Touzón. En ella, además del paciente se atiende al cuidador principal.

«No solo atendemos la evolución del dispositivo. Respondemos a todas sus dudas sobre el cuidado», comenta Touzón. A los quince días de la primera visita, vuelven a ser citados. «Trabajo con el objetivo de que tengan la máxima autonomía posible. Algunos personas necesitan más consultas que otras. No existe ningún límite ni restricción. Y hay pacientes que, después de meses sin necesitarte, te plantean sus dudas antes de irse de vacaciones», comenta la enfermera.

Además, tanto los médicos del Hospital Universitario San Agustín como todos los equipos de Atención Primaria pueden remitir a pacientes o consultar con ella si lo consideran necesario.

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