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Una vida en moto

Una vida en moto

Antonio Veciana y Santiago Guillén dieron la vuelta al mundo en Vespa en 1962. El primero apadrina este fin de semana en Gijón la IX Vespaniada

JESSICA M. PUGA

Viernes, 20 de junio 2014, 00:49

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En 1962, no había carreteras como las que hoy conocemos y mucho menos teléfonos móviles o GPS que facilitasen las comunicaciones. La situación era precaria en una España en blanco y negro. Un panorama gris, pero no un impedimento para salir de casa y conocer mundo. Eso hicieron Antonio Veciana y Santiago Guillén, dos amigos de Albacete de 17 años, a lomos de una Vespa de 150centímetros cúbicos -la primera fabricada íntegramente en España- a la que apodaron 'Dulcinea', como buenos manchegos. Su vuelta al mundo en 79 días se convirtió en un hito mundial y ahora, 52 años después, aún permanece en la memoria de muchos. Antonio Veciana está este fin de semana en Gijón para apadrinar la IX Vespaniada, que arranca hoy y promete congregar a más de 300 Vespas y Lambrettas en la ciudad. Con su celebración, el evento llega por primera vez al norte de España, después de que la candidatura del Vespa Club de Asturias se antepusiera a la sevillana.

La legendaria Vespa volverá a convertirse en la protagonista, tal y como ya hizo aquel 25 de julio de 1962 cuando salió de Madrid. Una locura que se gestó «viendo la película de Michael Anderson 'La vuelta al mundo en 80 días', con el objetivo de hacerlo en un día menos y con la excusa de que nos encantaba viajar», explica Veciana. En total, 19.800 kilómetros sobre dos ruedas. Dos años de preparación fueron necesarios para programar el viaje; desde las carreteras de paso, hasta dónde comer o dormir, un tiempo en el que fue necesario, además, un curso intensivo de mecánica. «Elegimos la Vespa porque no teníamos muchas más opciones, era fácil conseguir sus repuestos en todo el mundo y tenían una mecánica sencilla», explica Veciana.

En total, 79 días intensos, con sus alegrías y sus complicaciones. «Recuerdo la poca velocidad que podíamos alcanzar, los caminos inhóspitos, las cuatro horas y media que estuvimos parados en uno de ellos y los seis meses que tardamos en conseguir un mapa de Afganistán para que al final nos lo tuvieran que enviar desde Italia», recuerda Veciana. Al mismo tiempo guarda momentos imborrables de su hazaña: «A la una de la madrugada, junto a Santiago, estar mirando el obelisco de la plaza de San Pedro. Fue increíble». Un viaje con el que consiguieron que Juan XXIII les recibiera. «Le regalamos una navaja de Albacete», recuerda Veciana, «y llamamos a Dalí para que nos firmara la moto... y accedió».

Francia, Italia, Grecia, Turquía, Irán, Afganistán, Pakistán, India, Malasia, Singapur, Hong Kong, Japón, Estados Unidos y Reino Unido fueron algunas de sus principales paradas. «Mientras estábamos por Francia e Italia no éramos más que dos turistas con un casco y una moto, aunque no era habitual ver a mucho español. Tras pasar Grecia, éramos auténticos bichos raros, y no te digo cuando pasamos Irán, Persia y Afganistán. En estos países, hasta los niños se asustaban cuando nos veían llegar», recuerda.

Ahora, con el paso del tiempo su afición por los viajes y por las motos continúa, aunque tiene una Vespa. Ha vuelto a la mayoría de ciudades, porque «dando la vuelta te pierdes el mundo». Ahora, su 'Dulcinea' descansa en el Museo Piaggio de Italia. Sobre todas estas experiencias hablará el aventurero mañana, a partir de las 19.30 horas, en el Carling Goal de Gijón.

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