Borrar
J
Mourinho, despedido del Chelsea
Inglaterra

Mourinho, despedido del Chelsea

Los pésimos resultados y su guerra con el vestuario cuestan el cargo al portugués, que cederá el banquillo a Hiddink

Amador Gómez

Jueves, 17 de diciembre 2015, 15:58

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Tres días después de quedar sentenciado por la derrota ante el Leicester City, tildar a sus futbolistas de «traidores» y acusar a Eden Hazard de fingir una lesión y dejar al Chelsea en la estacada, José Mourinho fue destituido este jueves del cargo al que llegó hace dos años y medio. Los pésimos resultados (nueve derrotas en 16 partidos de la Premier) y su guerra declarada con el vestuario le han costado el puesto al técnico portugués. Mourinho no cobrará los 55 millones de euros de indemnización que le corresponderían por contrato -terminaba en 2019-, sino que al parecer sólo percibirá lo que le restaba de sueldo hasta final de temporada, es decir, alrededor de ocho millones, la mitad de su salario anual.

El holandés Guus Hiddink, exseleccionador ruso y amigo de Roman Abramovich que dirigió al Chelsea en 2009, se confirma como principal candidato para sustituir a Mourinho hasta final de temporada, sin descartar que Pep Guardiola pudiera ocupar el banquillo 'blue' el próximo mes de junio. Mourinho ya tuvo que marcharse del club londinense, «de mutuo consentimiento», durante su primera etapa, al inicio de la temporada 2007-2008 por usar los fichajes de la entidad como motivos de la crisis, y ahora vuelve a abandonar por la puerta de atrás, despedido, aunque la entidad reconoce que «será siempre una figura muy querida, respetada y significativa en el Chelsea».

Sólo siete meses después de conquistar la Premier, su tercera en Londres, en un curso que se cerró con doblete para el Chelsea -también ganó la Copa de la Liga-, la situación deportiva y su relación con jugadores y dirigentes se había deteriorado tanto que Mourinho ya no tenía futuro en el banquillo. Al igual que le ocurrió en el Real Madrid, de nuevo ha sido en su tercera temporada, la del auténtico declive, cuando 'The Special One' ha incendiado el vestuario y despreciado y atacado a su plantilla, aparte de chocar también, entre otros, con el director deportivo Michael Emenalo, la doctora Eva Carneiro y el fisioterapeuta Jon Fearn, a quienes marginó. También se sintió herido Mourinho el pasado verano con la entidad por autorizar la marcha al Arsenal de Petr Cech, cuando su deseo era o mantener al veterano guardameta en un equipo destinado a pelear por todos los títulos o al menos no reforzar a un rival directo de su archienemigo Wenger.

Con enfrentamientos continuos desde principio de curso y recrudecidos como consecuencia de las derrotas y del pobre rendimiento del equipo, son contados los jugadores con los que no mantenido conflictos, quejándose el técnico de no tener el nivel exigible y en numerosos casos también de falta de actitud de los suyos. Entre ellos destacan Cesc, Diego Costa, John Terry, Ivanovic, Matic o Hazard, de quien lamentó que se 'tirase del barco' durante el partido del lunes. Ese fatídico día el Chelsea se colocó a un solo punto del descenso y Mourinho se quejó de que Hazard no quisiese continuar en el campo, aunque después se demostró que el belga estaba realmente lesionado. Hasta el padre del MVP de la Premier la pasada campaña le atacó por la acusación. Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Roman Abramovich, que normalmente no suele intervenir en las decisiones deportivas del club. Mourinho ha vuelto a tensar tantísimo la cuerda que, a pesar del apoyo de la afición al entrenador y, de una clasificación para octavos de la Champions que era obligada, con los jugadores a disgusto y el Chelsea en proceso degenerativo, el magnate ruso se reunió con el portugués para certificar que no debía seguir.

Cesc le da la gracias

El Chelsea espera ahora que Hiddink sea el revulsivo que ayude a olvidar pronto la convulsa mitad de tercera campaña de Mourinho, comience a escapar del fondo de la clasificación en la Premier e incluso pueda seguir soñando en la Liga de Campeones, aunque le espera un duro cruce con el París Saint-Germain. Curiosamente, las tres últimas finales europeas del Chelsea llegaron después de destituir al entrenador. En septiembre de 2007 Mourinho dijo adiós por primera vez y con Avram Grant el club alcanzó la de la Champions de 2008 que el Chelsea perdió por penaltis ante el Manchester United en Moscú; en marzo de 2012 destituyó a André Villas-Boas y con Roberto Di Matteo ganó el gran título al Bayern en Múnich a los penaltis; y en diciembre de ese mismo año cayó el italiano y con su sustituto, Rafa Benítez, alcanzó la de la Europa League que en 2013 conquistó frente al Benfica en Amsterdam.

Pese a cumplir el objetivo con el triunfo en otro duelo del morbo contra Casillas, en su último partido continental disputado hasta ahora, el de la fase de grupos de la Champions ante el Oporto, Mourinho sentó a Cesc que, aún con dos cambios por hacer, no soportó en el banquillo y se marchó al vestuario en pleno partido, en otra demostración de la mala relación, aunque el exjugador azulgrana desmintió falta de sintonía entre ambos. «Gracias por todo lo que has hecho por mí. Te debo mucho y siempre te echaré de menos. Buena suerte en el futuro», escribió este jueves Cesc en Twitter, después de que se hiciese público un despido inevitable. En medio de un ambiente muy enrarecido y rumores de destitución inmediata desde el día anterior, los empleados del Chelsea ya aventuraban este jueves por la mañana durante el entrenamiento en Cobham la segunda ruptura entre el el club y Mourinho. El luso debió reunirse después personalmente con Abramovich para que el ruso le comunicase la rescisión de su contrato (con un sueldo de 250.000 libras semanales; unos 340.000 euros) «de mutuo acuerdo» y su marcha «en buenos términos».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios