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PROTAGONISTAS. De izquierda a derecha, David Madrazo, Iván Lanza e Iván Suárez. / R. G.
La leyenda del agua
Corvera

La leyenda del agua

Las propiedades curativas de la fuente de La Consolación provienen de una antigua tradición que ha sido analizada por investigadores

HORACIO FERNÁNDEZ

Lunes, 24 de septiembre 2007, 03:32

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Una historia llena de misterio, que tuvo como escenario la fuente de la Consolación, en Nubledo, mereció la investigación del Grupo de Amigos de la Investigación Paranormal y Ocultismo (Gaipo). Iván Lanza y David Madrazo recogieron el testimonio de un vecino de Cancienes, identificado como Iván Suárez, quien relató la historia que escuchó de boca de su padre por un acontecimiento ocurrido a su abuelo y que hace referencia a que los pobladores del lugar tiene relación con las condiciones curativas del agua que mana de la fuente.

David Madrazo explicó a este diario que el abuelo de Iván Suárez trabajaba como vigilante de vías y, cansado en un día de calor por su trabajó, decidió ir a beber agua al manantial. Según recuerdan los vecinos, este hecho sucedió hace 50 años. El protagonista de esta historia, al acercarse a beber de la fuente, vio aparecer una figura humana, más alta de lo normal, de pelo rubio y con túnica blanca, «que desprendía algo de luz», y al ver el destelló echó a correr.

Lanza y Madrazo entrevistaron a otro vecino, Manolo, quien recordó que «hace 20 años cayó una lluvia de bolas de fuego sobre la fuente, «una noticia que comprobamos en la hemeroteca y que quedó reflejada en los periódicos de la época», según aseguró Madrazo.

Los investigadores buscaron datos en los archivos del Ayuntamiento y encontraron referencias a la fuente «como famosa en atribuir a sus aguas poderes curativos y sagrados». El origen del nombre de la fuente, cuenta la leyenda, tiene nombres y apellidos. Josefa Villar de Bances iba caminando con su hija, en pleno siglo XVIII, cuando ambas se perdieron. La pequeña, aterrada por la oscuridad del lugar, se echó a llorar. Entonces, según contaron, se les apareció la virgen delante de la ermita para consolarlas. Pero, al parecer, la fuente y la ermita tienen ese nombre ya desde su fundación, en el siglo XVI, por Martín de Bango y Alonso, aunque fue remodelada en el siglo XIX.

Los investigadores descubrieron firmas estampadas en la piedra de las paredes de la parte trasera de la ermita, pero no pudieron averiguar de boca de los vecinos, el origen de estas inscripciones, situadas cerca del cementerio de Nuña. David Madrazo aseguró que «los vecinos creen que el agua de la fuente tiene propiedades curativas y por eso se ve con frecuencia a personas que van a llenar bidones con ella». Añadió que «los testimonios recogidos nos hacen pensar que puede que ese entorno mágico, de la fuente y de la ermita, esconda algún secreto misterioso». Lo cierto es que los comentarios de las personas que van a recoger agua a la fuente coinciden en afirmar que tiene un bajo contenido en hierro, «que ayuda a la digestión», según señaló Mario González, un vecino de Solís que suele recoger agua en el lugar una vez a la semana. Lleva cuatro bidones, de cinco litros cada uno, para su familia y unos vecinos que viven en una finca colindante con su vivienda.

Los usuarios de la fuente lo tienen ahora más fácil, con la acera que llega hasta el Ayuntamiento, aparte del estacionamiento para turismos que evita el peligro de tener que dejar el coche en plena carretera.

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