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El patrimonio industrial olvidado

El Principado detecta varios elementos sin protección alguna en Gijón

MARCO MENÉNDEZ

Sábado, 7 de enero 2017, 08:21

Que Gijón es una ciudad con un gran pasado industrial nadie lo olvida. Lo que sí parece caer en el olvido son muchos de los elementos que contribuyeron a esa historia. La Dirección General de Patrimonio Cultural ha elaborado un completo trabajo sobre el patrimonio industrial de Asturias y en él ha detectado que hay varios y destacados elementos gijoneses que carecen cualquier tipo de protección. La lista es larga y llamativa, ya que algunos de ellos forman parte de la vida cotidiana de los gijoneses, aunque es cierto que otros están prácticamente escondidos o, lo que es más curioso, en fincas particulares.

  • Dique de Lequerica.

  • No cuenta con ninguna figura de protección, a pesar de ser uno de los elementos que más identifica a la ciudad de Gijón.

  • Sanidad Exterior.

  • Es el único edificio portuario sin protección de todo el entorno del Puerto Deportivo.

  • Central Eléctrica de El Musel.

  • En la actualidad es el centro de visitantes de la Autoridad Portuaria de Gijón, ubicado en pleno corazón del puerto.

  • Norays.

  • A la izquierda, un viejo cañón que sí está protegido. A la derecha, uno de los norays sin protección.

Uno de esos elementos más llamativos es la antigua central eléctrica de El Musel. Se trata de un gran edificio que actualmente sirve de centro de recepción de visitantes de la Autoridad Portuaria de Gijón. Está ubicado en pleno corazón del puerto y en su momento fue un elemento fundamental para el desarrollo de las dársenas gijonesas, ya que era el encargado de suministrar toda la energía necesaria. El informe de la Dirección General de Patrimonio Cultural apunta que carece de cualquier protección.

Ese es el único caso registrado en El Musel, pero en el puerto viejo hay muchas piezas en la misma situación. Una es la misma dársena original, el viejo muelle carbonero que también funcionó como muelle de ribera. A él hay que añadir el dique de Santa Catalina, más conocido con el nombre de su constructor, el ingeniero Lequerica. En el mismo entorno se encuentra el actual edificio de Sanidad Exterior, sito junto a las antiguas oficinas portuarias, además del muelle Victoria o 'muellín' -donde está la antigua rula- y los muelles de Fomento. En la zona existen sin ningún tipo de protección cultural otros elementos como doce argollones de hierro fundido coetáneos a la obra civil, en Claudio Alvargonzález, y 32 norays de los tipos Fomento y Laviada, simples y dobles.

Otros ejemplos de patrimonio industrial gijonés que está olvidado son unos transformadores de Hidroeléctrica del Cantábrico en las calles de Eduardo Castro y Rosalía de Castro, un depósito de agua de Renfe en la avenida de las Industrias, un edificio industrial ocupado por el Colegio Virgen Reina, una antigua fábrica con vivienda en la calle de Cabrales o la imprenta La industria, en la esquina de Magnus Blikstad y Candás.

El mundo del ferrocarril también está ampliamente representado en esta relación de la Dirección General de Patrimonio Cultural. Entre ellos figura una báscula de equipaje portátil de la estación de Pinzales y un depósito de agua, tres indicadores de agujas, dos automotores, una grúa ferroviaria sobre carriles y tres locomotoras de vapor en la estación del Norte, actual Museo del Ferrocarril.

Soportes para un banco

Pero fuera de ese museo hay más elementos ferroviarios sin ningún tipo de cuidado, como cuatro coches de viajeros y un vagón cerrado, en Cenero; un coche ferroviario de viajeros, en Deva; dos coches 'Break', un coche ferroviario y ambulancia y una locomotora, en el Recinto Ferial Luis Adaro, y otros cuatro coches de viajeros, en Granda, Lavandera y Somió. Otras piezas localizadas son un panel de Enclavamientos Adaro de la Estación de San Pedro, en Somió, y ruedas y ejes de ferrocarril convertidos en soportes para un banco, también en Somió.

Pero estos elementos, aunque olvidados, aún existen. No ocurre lo mismo con otros muchos, que se han perdido para siempre. Este trabajo de la Consejería de Educación y Cultura refleja que en los últimos treinta años Gijón vio cómo desapareció el 60% de sus edificios industriales históricos «coincidiendo con la ejecución de su plan de urbanismo». Y es que «se demolieron varias hectáreas de construcciones fabriles de sumo interés histórico y estético de la etapa desarrollista».

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